La realidad en Venezuela, vivida y contada por un sanfrancisqueño
Marcelo regresó a San Francisco con la intención de radicarse definitivamente en su ciudad tras vivir durante casi 14 años en el país caribeño.
En 2003, cuando la Argentina hacía múltiples esfuerzos para salir de la profunda crisis que había comenzado dos años antes y que incluyó la caída del gobierno del ex presidente Fernando De la Rúa, Marcelo Litwin, un sanfrancisqueño de 52 años que en ese momento estudiaba Ingeniería Electrónica en la UTN local, viajó a Venezuela en busca de mejores horizontes y un futuro profesional y personal para su vida.
Una vez allí, tuvo que comenzar de cero sus estudios universitarios y logró recibirse de ingeniero electrónico, profesión que le permitió vivir en estos últimos años.
Desde hace tres meses, Marcelo regresó a San Francisco con la intención de radicarse definitivamente en su ciudad tras vivir durante casi 14 años en el país caribeño, en cuyo transcurso experimentó los efectos de los gobiernos de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro, con la última crisis que incluye el más grave desabastecimiento que recuerde la historia venezolana.
Litwin compartió con LA VOZ DE SAN JUSTO sus experiencias vividas en la ahora convulsionada Venezuela.
"Estuve en la ciudad de Mérida, los últimos 13 años de mi vida desde que llegué el 26 de septiembre de 2003. Allí tuve que empezar desde cero mi carrera universitaria en la Universidad Nacional Politécnica de las Fuerzas Armadas de Venezuela, ante la imposibilidad de revalidar las materias que tenía cursadas y aprobadas en la UTN de San Francisco".
Antes de decidir su radicación en Venezuela, Litwin realizaba en nuestra ciudad tareas de mantenimiento e instalación en general de sistemas electrónicos, telefonía y comunicaciones. "Decidí irme a Venezuela a buscar nuevos horizontes y apenas llegué, noté que era muy barato vivir allí. El costo de vida era extremadamente bajo, el clima era muy benigno con lo cual las condiciones eran ideales para permanecer allí. Después que empecé los estudios comencé a trabajar por mi cuenta y al graduarme, formé una empresa de mantenimiento de ascensores y electrónica en general. Nunca me faltó el trabajo, ni siquiera en los últimos tiempos. También trabajé en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Los Andes como investigador en Electroquímica, especializado en el mantenimiento general de los instrumentos".
"Nadie escapa a la escasez de alimentos y medicamentos"
Su llegada a Venezuela coincidió con los primeros años del gobierno del fallecido ex presidente Hugo Chávez. Transcurridos los 12 años de su experiencia allí no dudó en señalar que "hoy es prácticamente imposible vivir en Venezuela. La economía, la sociedad y la seguridad están destrozadas. Me animaría a decir que la realidad supera lo que los medios de comunicación reflejan sobre Venezuela".
Entre los problemas que se registran a diario, se cuenta "la escasez terrible de alimentos".
"Hay que recurrir al mercado negro para alimentarse cuando los precios son totalmente elevados. Para dar un ejemplo, el litro de aceite comestible cuesta 9.000 bolívares cuando el sueldo mínimo es de 40.000 bolívares, es decir que con un mes de trabajo cobrando el haber mínimo, apenas puedes comprar cuatro botellas de aceite y te sobra el diez por ciento de ese sueldo. De todas maneras, los trabajadores reciben el bono de alimentación que triplica esa cantidad, pero no forma parte del sueldo", continuó su relato.
Al hablar sobre la cotización del dólar para comparar el poder adquisitivo que tiene el bolívar, expresó que "es una verdadera lotería porque hay un dólar de 10 bolívares, que sirve para importar alimentos; luego hay un dólar de adquisición libre que cuesta entre 650 y 700 bolívares pero solo se consigue con cierta restricción en la frontera".
Más allá de la complejidad financiera en la que se encuentra inmerso el pueblo venezolano, Litwin dijo que "de lo que nadie se escapa es de la escasez de alimentos y medicamentos. Un antibiótico de amplio espectro es imposible de conseguir. Aquel que los necesita, debe recurrir a los centros asistenciales ambulatorios atendidos por médicos cubanos quienes proveen medicamentos genéricos".
"La democracia en Venezuela no existe"
"La democracia en Venezuela no existe. Todas las instituciones están totalmente destruidas como consecuencia de un grupo de personas que detenta el poder y se mantiene a la fuerza, gracias al apoyo de las fuerzas armadas y los grupos paramilitares", comentó.
A partir de esta realidad, el entrevistado comentó con mucha tristeza que "la gente en Venezuela está desesperada. En mi caso, eso no fue tan así porque yo estaba solo y no tuve muchos problemas para conseguir lo poco que me hacía falta para vivir, pero una familia tipo con dos o tres hijos la pasa muy mal porque no consigue arroz, leche, azúcar, lo básico para vivir. Hay muchas familias totalmente destruidas como consecuencia de esta situación".
Los problemas para conseguir alimentos básicos son permanentes en Venezuela. "Hay que hacer largas filas durante casi todo el día para todo, pero se complica aún más en los supermercados. La gente va allí a ver lo que puede encontrar, no hay alimentos, pasta dental, algo tan básico como el papel higiénico es un artículo de lujo. Ni siquiera hay desodorante. Una anécdota que marca la triste realidad de este país la muestra lo ocurrido con mi jefe del Departamento de la Universidad donde hice la pasantía, que tiene postgrados en el extranjero y que tiene su propio vehículo y su esposa tiene otro, es decir que no están mal económicamente. El me preguntaba cómo hacía para conseguir desodorantes que en mi caso los obtenía como consecuencia de que con el tiempo, como vivía solo, había empezado a comprar varias unidades para tener reservas porque veía que se venía esta situación. Pero el que tiene una familia más grande no podía hacer eso y ante la falta de desodorantes, se higienizaban las axilas con limón, que cortaban por la mitad, le colocaban bicarbonato y se frotaban con eso. ¡Estamos hablando de una persona que tiene un mejor estándar de vida que yo!".
Seguridad "desastrosa" y mala educación
La crisis económica en la que se encuentra Venezuela hace que se registren problemas de inseguridad muy evidentes. "La seguridad es desastrosa. La situación es muy grave, las fuerzas de seguridad no cumplen la función que deben desempeñar. En su momento, para enfrentar revueltas esporádicas que se produjeron, crearon grupos paramilitares armados compuestos por civiles que están acostumbrados a vivir del sueldo que les da el Estado. Entonces, cuando tienen esas armas aprovechan también para cometer delitos. Esos mismos civiles están armados hasta con granadas que en algunos casos venden en el mercado negro a 120.000 bolívares".
En todos estos años, Litwin explicó que "la educación desmejoró mucho, sobre todo por el clientelismo político. Ante la vieja discusión de que el alumno no tiene que repetir el año, ha bajado mucho la exigencia académica, se modificaron los currículos e incluso se ha querido eliminar el estudio de la lengua extranjera".
El gradual deterioro de las instituciones en Venezuela, para Litwin "ha sido a propósito. La escasez no es un accidente por el mal manejo de la economía sino en realidad es una técnica de dominación, porque si las personas están ocupadas haciendo horas de cola buscando lo mínimo que necesitan para sobrevivir, no van a pensar en rebelarse en contra del gobierno".
La teoría del narcoestado
"Venezuela está gobernada por un narcoestado y creo que desde el punto de vista democrático, no tienen escapatoria. No tienen posibilidades de ganar ninguna elección. Ellos van a intentar mantenerse en el poder por la fuerza porque no tienen otra posibilidad de continuar", pronosticó.
Pese a contar con visa de residencia en Venezuela, vigente hasta 2019, Litwin dijo que volvió a San Francisco "para quedarme. No voy a volver allá. Si bien no sufrí la crisis, me afecta la inseguridad. Yo perdí vida social. No tenía contacto con mis amigos, no salía a divertirme porque es prácticamente imposible. Después de las 18, la calle es tierra de nadie hasta el amanecer. La vida se ha vuelto sumamente peligrosa. Mi decisión de volver fue porque veía que más temprano que tarde, todo lo que vivía la población de Venezuela me iba a tocar a mí".
Tras haber vivido varias crisis, en la Argentina y Venezuela, Litwin aprendió "que no hay que escaparle a las crisis, más vale hay que enfrentarlas. En este momento tengo muchas expectativas porque veo que el país tiene mucho potencial aunque no va a ser fácil. En la Argentina estábamos en una situación no tan grave como la de Venezuela, pero similar. Para solucionar los problemas hace falta compromiso por parte de la gente".