La pareja que viajó 825 kilómetros con un bebé a cuestas por el Camino de Santiago
Alex y Sole recorrieron más de 260 localidades, pequeñas aldeas y parajes para compartir un tiempo a pleno con su hijo.
Los viajeros que se lancen a la aventura de hacer una larga travesía con un bebé a cuestas pueden tomar la experiencia de una pareja argentino-chilena que recorrieron 825 kilómetros (44 días de viaje) con su pequeño Theo, de 20 meses, a través del del Camino de Santiago, una experiencia que contarán en el libro "Mi pequeño Peregrino".
Alex Pasold, argentino de 56 años, y su pareja, Sole Simon, chilena de 37, contaron Télam que el libro del viaje con Theo, "servirá como una guía que pretende demostrar que se puede realizar este tipo de travesías con pequeños, sin gastar demasiado dinero, como lo contamos con nuestros celulares durante el recorrido".
"El libro -será lanzado el año próximo en tres idiomas a través de un crowdfunding- va a mostrar no sólo nuestras vivencias, sino también los lugares en los que paramos, paisajes y aldeas", contó Patzold.
En su casa de Londres, donde viven en la actualidad, explicaron que la iniciativa del libro surgió cuando comenzaron a buscar información de como hacer el Camino de Santiago con niños y no encontraron nada que pudiera orientarlos.
El 20 de abril la pareja inició la peregrinación desde Saint Jean Pied de Port, norte de Francia, conocido como "El Camino Francés", pero antes se entrenaron haciendo caminatas con peso en sus mochilas en el Tigre, donde estaban viviendo.
"La idea de hacer la travesía se originó en el deseo de cumplir el sueño de mi esposa que fue lo primero que me contó cuando nos conocimos hace tres años, un camino que en mi caso yo no conocía y nunca había escuchado hablar en nuestro país, a diferencia de Brasil, donde se conoce más por el libro El Peregrino de Paulo Coelho", relató Patzold.
"No somos religiosos ni practicamos la religión, aunque somos católicos de formación, pero sabíamos que queríamos hacer algo diferente para Theo y este era el momento", explicó.
Ambos dejaron sus trabajos en Buenos Aires e iniciaron el viaje con muy pocos recursos: sobrevivían con lo que sacaban de los masajes a voluntad que hacía su esposa, psicóloga y quiromasajista, que les permitió algunas muy contadas veces desayunar o cenar afuera, ya que los ahorros que tenían eran muy pocos y les preocupaba no poder terminar el camino por falta de dinero.
"No teníamos ahorros, no los tenemos de hecho. Renunciamos a nuestros trabajos", agregó Patzold, que ahora es empleado de una cadena de venta de empanadas argentinas en Londres.
En el recorrido gastaron alrededor de 1200 euros, incluyendo los 5 o 6 euros de los albergues, aunque muchas veces fueron alojados gratis y en otros tantos lugares los invitaban con la comida.
"Fuimos muy bien recibidos por los llamados "hospitaleros voluntarios", y varios albergues públicos y privados, y por los medios y diarios locales que fueron contando nuestra historia", señalaron.
"Hacíamos entre 15 y 30 kilómetros por día. Siempre salíamos más tarde que el resto de los peregrinos porque Theo dormía un poco más", acotó Simon.
Según Patzold, recorrieron más de 260 localidades, pequeñas aldeas y parajes para compartir un tiempo a pleno con su hijo.
El cruce de los Pirineos fue un gran desafío para la familia, que debió caminar varios kilómetros y subir una cuesta muy empinada y con nieve, así como lo fue el recorrido de 300 kilómetros a lo largo de la meseta castellana, "una especie de desierto plano, con poco paisaje y muy caluroso para esa época", detallaron.
"Es un zona muy plana, muy solitaria y fue una de las enseñanzas que nos dejó el Camino", expresó Patzold. (Fuente: Télam)