La nueva movilidad jubilatoria
La grieta en su expresión más cabal también aquí ingresa para establecer los parámetros del debate público. Desde hace décadas los jubilados y pensionados son tironeados por los intereses políticos.
La decisión de una nueva modalidad para el cálculo de la movilidad jubilatoria ha generado una amplia discusión en el país. Más que nueva, la fórmula anunciada retoma principios que ya estuvieron en vigencia durante el anterior gobierno kirchnerista. Según esta propuesta, si el Congreso la aprueba, a partir de marzo próximo las jubilaciones se reajustarán de manera semestral en porcentajes que dependerán de la variación que tengan los salarios formales y la recaudación de impuestos. Asimismo, habrá un tope en estos incrementos, relacionado con los ingresos de la Anses.
La propuesta reabrió la discusión acerca de si es beneficiosa o no para los jubilados. Dependiendo del lugar desde donde se observe política o ideológicamente la realidad, la mirada será muy optimista o decididamente negativa. La grieta en su expresión más cabal también aquí ingresa para establecer los parámetros del debate público. De todos modos, lo cierto es que desde hace décadas los jubilados y pensionados son tironeados por los intereses políticos y viven en la incertidumbre que significa estar atados a vaivenes decididos por gobernantes que no aciertan a alcanzar un acuerdo definitivo para que los haberes de los pasivos alancen un nivel que permita vivir con dignidad a millones de personas que aportaron durante décadas a un sistema que fue esquilmado por los mismos que toman decisiones sobre él.
Esta vez quizás no haya toneladas de piedras volando hacia el palacio del Congreso, ni protestas violentas como las ocurridas cuando se aprobó la última reforma del cálculo de las jubilaciones durante el gobierno del ex presidente Macri. Sin embargo, la aprobación de una nueva fórmula no parece que vaya a cambiar la angustiante situación de millones de adultos mayores que cobran salarios insignificantes que pierden de manera permanente frente al alza del costo de vida. La inflación es otra de las deudas pendientes nuestros gobernantes e impacta con dureza en la vida de cada argentino.
Los tecnicismos del proyecto de movilidad que se discute son complicados de entender hasta para los más expertos tributaristas. Son términos confusos e intrincados. Pero además, en su globalidad, el nuevo régimen expresa un voluntarismo algo ingenuo. Porque está atado a la promesa de que el país va a crecer y, por ende, la recaudación también lo hará. Por el contrario, la historia reciente exhibe la enseñanza de que el salario de los trabajadores activos y la recaudación impositiva han perdido frente a la inflación casi siempre. Y que los índices del costo de vida hacen imposible sobrellevar un retraso de medio año en el cobro de aumentos, especialmente para las jubilaciones más rezagadas.
En definitiva, nuevamente se establecen medidas que perjudican a los jubilados argentinos. Y que seguramente serán judicializadas en muchos casos. Una película ya vista en la conflictiva vida nacional.