La nueva etapa política en Bolivia
El desafío boliviano a partir de ahora será afrontar la búsqueda de caminos para el diálogo reconciliador y también para encontrar la manera de poner fin a los mutuos recelos que se agigantaron durante años. Y quizás la figura de Arce sea la indicada.
Las elecciones que se desarrollaron en Bolivia el pasado domingo 18 de octubre habían sido anticipadas como riesgosas ante la posibilidad de que se produjesen hechos de violencia o, incluso, que alguna fuerza política desconociera el resultado final. Los antecedentes de la grieta boliviana alimentaron estos presagios y la historia institucional agitada de la Nación del Altiplano se sumaba a los negativos augurios.
Nada de ello ocurrió. En una jornada cívica ejemplar, la ciudadanía de Bolivia eligió a su nuevo presidente, aun cuando la polarización política y territorial del país volvió a hacerse presente en las urnas. De todos modos, el candidato del Movimiento al Socialismo, Luis Arce, obtuvo un triunfo inobjetable y se hizo con la presidencia en primera vuelta.
El desafío boliviano a partir de ahora será afrontar la búsqueda de caminos para el diálogo reconciliador y también para encontrar la manera de poner fin a los mutuos recelos que se agigantaron durante años. Y quizás la figura de Arce sea la indicada. Porque es un brillante economista, mentor del programa que permitió a Bolivia tener un crecimiento importante durante los gobiernos de Evo Morales y que no estaría "contaminado" por los efluvios de corte autoritario que sembraron la discordia y que provinieron tanto de la fuerza liderada por el ex presidente como por referentes de la oposición.
Así lo entiende también el analista Claudio Fantini, quien sostuvo que el reto para el nuevo presidente boliviano es "lograr autonomía de Evo Morales", su mentor político y líder del MAS. "Yo pienso que hay una gran diferencia entre Luis Alberto Arce y otros presidentes latinoamericanos que llegaron con votos prestados. En todo caso es más parecido al caso de Juan Manuel Santos y su relación con Uribe. Arce no es un invento de Evo Morales en todo caso el líder boliviano conseguía éxitos en las urnas por la pericia de este economista", sostuvo.
En este contexto, gobernará Bolivia el dirigente a quien se le atribuyen los crecimientos económicos más formidables de la historia de ese país. Será un presidente que tendrá como misión central recuperar las instituciones y procurar la salida de la crisis que hoy vive, agigantada por la pandemia y también por la caída de los precios del gas natural, insumo central de las exportaciones del Altiplano.
Se abre, en definitiva, una nueva etapa institucional que nace de elecciones que no han tenido cuestionamientos, lo que es muy importante. Una nueva era en la que, fundamentalmente, deberá lidiar con la resistencia de algunos grupos opositores acérrimos y también con la figura de Evo Morales. Si, como se espera en virtud de su trayectoria, demuestra capacidad de diálogo y autonomía de gobierno, quizás Arce consiga devolver la paz institucional a Bolivia. El tiempo dirá si esta predicción es acertada.