La moda del pasado no se resigna a quedar en el olvido
El vestuario de inspiración histórica en los años 50 marca la tendencia en las series de Netflix. Con la falda como protagonista y el color como compañero ineludible, la armonía visual y estética trasciende y empodera.
Por Stefanía Musso | LVSJ
Mildred Ratched (Sarah Paulson) y Beth Harmon (Anya Taylor-Joy) sabían muy bien lo que querían. Sus talentos innatos que las llevaron a lograr sus objetivos, se vieron potenciados por cada vestido, collar, anteojo, zapato o cartera que usaron; inspirados en los años 40 y 50.
Ratched y Gambito de Dama son sin dudas, dos series donde las mujeres lo dicen todo en Netflix. Pero va más allá. Ambas historias son una oda al diseño de vestuario, pero más aún, a la reivindicación de una década donde la moda se convirtió en una de las armas letales de las mujeres que les permitió trascender desde la feminidad y derribar con mandatos, logrando cual objetivo tuvieran y terminando con los prejuicios respecto de las posibilidades del otro sexo.
El estilo de Mildred y la "jugada" de Beth
A pesar de que los años cincuenta no contaban con el esplendor ni los colores que muestra la serie de Ryan Murphy, pues claro está que no eran tiempos de exuberancias; los colores llamativos se convierten en un aliado de los diseños que lleva la protagonista de la serie de tinto thriller psicológico.
Es evidente que no existió la intención de ceñirse a la vestimenta de la época (los años 50), con su relativa sobriedad, materiales poco llamativos y conjuntos sobrios.
Las creadoras despliegan toda su imaginación en recrear lo más novedoso del mundo de la moda, cuyo glamour se retoma por el lanzamiento del "New Look" de Christian Dior, presentada en París en febrero de 1947.
El "traje bar" se convertiría en el icono de una colección que reivindicaba la vuelta a la feminidad y lo sofisticado después de las penurias y restricciones sufridas durante la Segunda Guerra Mundial y es precisamente éste el que Mildred Ratched (Sarah Paulson) elige en el primer capítulo, un traje de color mostaza que contrasta con el resto de los tonos.
En Gambito de Dama, su director Scott Frank, utiliza al vestuario como una herramienta para ir mostrando el paso del tiempo en el personaje. Siluetas baby doll en la infancia, cuellos redondos en la adolescencia, camisas masculinas una vez llega a la edad adulta y abrigos a lo Jackie O cuando se convierte en la mejor jugadora de ajedrez del mundo.
Ambas mujeres, apuestan al rojo más intenso para su cabellera; ojos bien delineados y en lo posible, labios color carmesí.
Vestidos, cinturas avispa. Presencia, seguridad, feminidad y empoderamiento a través del vestido; pudiendo lograr todo lo que propusieron.
New look: un antes y un después
La moda sin dudas escribió su propia historia en paralelo a la humanidad. Para fines de los cuarenta y en plena posguerra mundial, el traje de dos piezas de chaqueta entallada y falda midi tipo tubo fue el conjunto más emblemático de la época.
Los guantes, cinturones, zapatos gruesos, sombreros, estolas de piel y collares de perlas fueron los complementos estrella de la década. Y los pañuelos y turbantes resultaron el accesorio perfecto para recoger el cabello mientras se trabajaba en granjas o fábricas.
No sería hasta 1946 cuando la escritora Gertrude Stein bautizaría como el New Look francés a la nueva tendencia, que apostaba por el estilo principesco. Lo hizo tras asistir a la colección de Balmain de 1946, donde abundaban las faldas acampanadas y las cinturas de avispa.
El concepto New Look pasaría a la historia gracias al desfile que Christian Dior presentó su colección Corolla en el París de 1947. El lujo más excesivo y la feminidad más frágil cobraban entonces una nueva dimensión que revolucionaria la moda.
Esto continuó en la década de la posguerra, la del cincuenta, aunque apareció el jeans como aliado para las adolescentes ya más entrado al sesenta.
Mildred y Beth eran chicas a la moda y nosotras les agradecemos que nos recuerden la belleza de medio siglo atrás.