La esquina del infinito
Una canción del grupo de rock La Renga les permitió titular su disco allá por el año 2000. Lo que el trío de Mataderos jamás imaginó es que en el recóndito San Francisco habría un lugar dentro de barrio La Florida que materializa todo lo que en esa letra ellos cuentan.
Por Ivana Acosta
Toda la vida las mismas calles. Así dice la canción de La Renga que le dio vida nombre al CD del año 2000 "La esquina del infinito". Casi dos décadas estamos en ese lugar en el medio de una calle donde se unen barrios, historias, esquinas y también donde se separan los mismos elementos.
Es la esquina de todas las esquinas, la que más tiene porque son seis aristas en total que confluyen en un punto neurálgico trazando distintos caminos para diferentes zonas. Se puede tomar rumbo hacia el norte, sur, este u oeste no importa donde, todos los caminos de la ciudad confluyen en la esquina del infinito.
Dicen que La Plata es la ciudad de las diagonales pero no ha de tener una zona donde haya una esquina del infinito. Para poder llegar ahí hay que tomar rumbo hacia el noreste de la ciudad, pasar por barrio Parque e instalarse en un extremo de La Florida.
De a poco el camino se va cerrando solo cuando se atraviesa la zona del edificio de los Tribunales y más de una vez todos han pasado pero no repararon en la confluencia de las arterias, en la forma que adquiere San Francisco y mucho menos - porque ni semáforos hay - reparamos en los cambios geográficos o urbanos que se entrecruzan ahí.
Curiosidad urbana si las hay.Barrio La Florida ofrece un detalle que hace particular a nuestra ciudad, el de contar con seis esquinas y cuatro calles que confluyen en una especie de estrella.
Con nombre propio
El área de la esquina del infinito une a las calles Lamadrid, Castro Barros, Tucumán, Uruguay y por esos misterios - o no tanto - que tiene San Francisco en sus edificaciones y trazados urbanos terminó formando la "súper esquina" de la ciudad.
Cerca de ahí no hay vías del ferrocarril, si evaluamos el concepto de proximidad como una cuestión de inmediatez, pero si se caminan un par de cuadras los rieles aparecen solos y encontramos un principio de respuesta a esta incógnita de porqué hay tantas esquinas en una misma zona.
Cuando vemos un plano de San Francisco o, como lo hizo LA VOZ DE SAN JUSTO, con drone en mano, se puede observar la forma quebradiza de las calles que parecieran ser todas diferentes pero siguen siendo cuatro y que si uno es despistado o no conoce la zona tranquilamente puede equivocarse y tomar un camino errado.
Shock geográfico
Esa estrella, un tanto deforme porque tiene una arista más, por la que muchos transitamos a diario, se formó mucho antes de que la ciudad tuviera esta cantidad de habitantes. La fue "erosionando" el propio ferrocarril cuando se instaló en el viejo San Francisco y los colonos lo siguieron adivinando que "ahí estaba el negocio" o la riqueza o las fuentes de trabajo.
Es el último tramo donde barrio La Florida se desarrolla, un extremo del área que nos regala un bello paisaje que pocas veces vemos, con arterias que no terminan ahí sino que se pierden en el interior de otros barrios y te pueden llevar a caminos inusitados.
Sin embargo, "la esquina de las esquinas", tiene otro aditamento, también geográficamente marca diferencias. De un lado se puede ver un barrio de casas iguales que hace muchos años, quizá más de 15, se distinguían porque tenían los bordes de sus techos a dos aguas con distintos colores, unos eran naranja, otros verdes, algunas lilas. Después se fue extendiendo y transformando pero la estética en algunos hogares se sigue manteniendo igual.
Al otro lado se ve una realidad diferente, son casas que muchas veces tienen historias de sudor y agotamiento detrás porque las fueron haciendo a medida que pudieron los propietarios cuando dejaban sus trabajos y se iban al terreno para construirlas.
Por último hay otra gran parte de viviendas que son más o menos parecidas a las del segundo grupo pero que en realidad tienen "pinta" de haber sido construidas hace muchos años y de contraste - como pasa siempre con la modernidad - se pueden ver de forma frontal complejos de departamentos que fueron construyéndose más adelante en el tiempo.
La "Esquina del infinito", ese lugar que marca el pulso de uno de los discos de La Renga existe y está en esos seis ángulos surgidos de un "accidente geográfico" que hizo a una canción realidad.
Mismas calles, distintos materiales
A lo lejos, si se va de sur a norte se puede ver una línea que marca a la "súper esquina", es la del pavimento determinando que hasta ahí llegó esa obra. Tiene muchos años y hay zonas donde luce deteriorado.
Detrás de esa línea hay otras dos calles que continúan y lucen prolijas, son de tierra pero transitables y gozan de un mantenimiento periódico, y dependiendo desde que punto se mire también se puede ver la ruta nacional 19 que está un par de cuadras más allá y que hace concluir que por eso en esa parte quizá algunas calles son más altas por la cercanía que mantienen.
En materia de barrios se puede decir que aunque la esquina del infinito está en La Florida, es de rápido acceso para la zona de Parque, Vélez Sarsfield, la propia Av. Rosario de Santa Fe y si se gira, se puede ir para el centro de la ciudad donde van creciendo los edificios cada vez más.
La palabra infinito se repite en varias canciones de La Renga, no solo en "La vida, las mismas calles" que fue la que le dio nombre al disco y a esta nota. Pareciera que esa idea de divagar y buscar un rumbo que no se conoce siempre estuviera presente en el grupo de rock nacional y por esas casualidades de la vida encontramos en San Francisco el punto donde todo se une, de donde se puede partir hacia el infinito, mientras suena de fondo la voz ronca de Chizzo (Gustavo Nápoli voz del grupo) diciendo "Toda la vida, las mismas calles, hoy doblo siempre la misma esquina, la esquina del infinito".