La carta de una abuela, que pide “vivir tranquila” en Frontera
Hace 35 años que Alicia vive en Frontera. Por inseguridad, pensó en mudarse a San Francisco para proteger a su familia. Sin embargo, su nieto, de 12 años, le replicó que los "malos" deberían irse y dejarlos tranquilos. Publicó una carta en su página de Facebook y su queja se viralizó por las redes.
Jugar en la vereda, campito o en la plaza. Ir y venir a la escuela. Circular solos y sin miedos, así debería ser la vida de cualquier adolescente. Lamentablemente estas situaciones se dan cada vez menos en Frontera como en otras ciudades, donde los vecinos se quejan que cada día ven más limitados los espacios por la inseguridad.
Para Alicia María Gallegos, como ocurre con muchos otros fronterenses, el miedo a la delincuencia, la presencia de drogas y el peligro de las calles; le hizo pensar en mudarse a San Francisco. El motivo principal de esta abuela es que su nieto Juan Manuel Almada, de 12 años, comenzó el secundario en la Escuela Normal Superior Dr. Nicolás Avellaneda y desde barrio San Roque a la institución tiene un largo trayecto. El joven comparte mucho tiempo con ella y tiene su grupo de amigos en ese lugar.
La mujer planteó al joven la posibilidad de mudarse y vivir más "tranquilos" del lado sanfrancisqueño. Lo que ella nunca imaginó fue la respuesta de su nieto: "Juan Manuel con su inocencia y amor por sus amigos y su ciudad me pidió que nos quedáramos", contó.
El adolescente entiende la situación y los posibles peligros que puede correr, pero no está dispuesto a ceder y fue categórico con su pedido que lo resumió en una frase: "Que se vayan los malos".
Tras reflexionar sobre la postura de su nieto, Graciela escribió una carta contando la situación y la respuesta que obtuvo del adolescente. El escrito se subió a la red social Facebook y rápidamente se viralizó captando el interés y adhesión de cientos de personas que están atravesando situaciones muy similares a esta familia.
Un "tipazo"
Esta abuela joven, de 45 años, se replanteó cómo seguir adelante. Y pensó en utilizar las redes sociales para dar a conocer su postura escribiendo una carta en Facebook, en la cual plantea una reflexión sobre el futuro de la ciudad santafesina.
"La gente tiene que conocer a Juan Manuel porque es más que un niño. Es un tipazo, es un adulto de 12 años", dijo la mujer.
Ella está orgullosa de él. Ese niño de cabello colorado es su razón de ser y por eso el miedo de seguir viviendo en Frontera. "A nosotros nunca nos pasó nada por suerte. Tengo una proveeduría; Juan Manuel va y viene al campito, juega con los chicos y nunca le pasó nada pero igual, tengo miedo por su futuro", expresó Alicia.
"Me asusta mucho que se maneje solo por acá. Los problemas de inseguridad están en todos lados pero estar en San Francisco tal vez me daba otra tranquilidad".-
Pero Juan la hizo reflexionar. "Tiene razón en decirme que se vayan los malos, porque son unos pocos los que hacen daño en Frontera. Le planteé la posibilidad de mudarnos pero su palabra es valiosa para nosotros porque es como un pequeño hombrecito y nos hizo pensar el valor que tiene este lugar para la familia".
"Para él, su mayor preocupación era perder a sus amigos y eso es parte de su vida", reflexionó.
Ser independiente
Para Alicia, Juan Manuel es como su segundo hijo. Ella lo reconoce así porque su mamá era una adolescente cuando quedó embarazada y fue ella quien se hizo cargo de la crianza para que su hija pudiera estudiar la carrera de Ingeniera Química en la Facultad Regional de la UTN en San Francisco.
Juan va y viene entre barrio San Roque de Frontera y San Cayetano en San Francisco porque sus familiares viven lejos y quiere tener independencia como cualquier niño. "Mi nieto fue siempre a la escuela 1001, pero hará la secundaria en la Escuela Normal. Cuando era chico, podía llevarlo en la bici o en la moto, pero ahora ya se moviliza solo y sé que con el tiempo él va a querer independizarse como cualquier varón, por eso mi miedo de seguir viviendo en Frontera". "Vemos pasar la delincuencia frente a casa todos los días y sabemos que la sociedad está cambiando para mal pero queda en nosotros que cambien las cosas".
Dar ejemplo
Alicia no es una vecina más. Ella junto a un grupo de vecinos se reunieron para comenzar a recuperar las plazas de Frontera. Una de ellas es la de Plaza San Martín de barrio San José donde pintaron, limpiaron y pusieron arreglos florales. "Somos vecinos de distintos barrios que queremos cambiar pequeñas cosas de la ciudad, como tener espacios públicos limpios y todos tenemos los mismos miedos", contó.
"La Municipalidad nos quiso sancionar por hacer el arreglo de la plaza y del monumento al General Don José de San Martín. ¿Acaso tengo que llevar a mi nieto a una plaza en San Francisco porque las de mi ciudad están destruidas?", reflexionó.
Con el corazón puesto en Frontera y el convencimiento de su nieto, Alicia no necesita más nada; solo cuidar su ciudad para Juan Manuel y todos los chicos del futuro.
Acá está la carta que escribió la abuela en su Facebook
El pedido
Hola, para los que no me conocen soy Alicia, vivo hace 45 años en Frontera.
Este año comencé con un deseo enorme de mudarme. Mi nieto cumplió 12 años y me puse a pensar que dentro de cuatro años él va querer movilizarse solo, que al contrario de su mamá, que pobre la torturé toda la adolescencia hasta el tercer año de facultad la llevé y la traje, no dejaba que sus amigos vinieran a casa por miedo a que les pasará algo al cruzar el Interprovincial.
Entonces hable con él y le propuse mudarnos a San Francisco. Cuando le dije, el me preguntó, ¿Por qué? y en ese instante le hablé de la inseguridad, de los servicios, de las cosas que la vecina ciudad nos ofrece y el me respondió con un rotundo "No", a lo que yo le consulté el motivo.
El me dijo: "Porque amo mí casa, acá cerca viven mis amigos, está el club, mis abuelos". Le ofrecí un millón de razones y siguió negándose.
"(...) ¿Por qué tengo que mudarme?, que se vayan los malos. ¿A vos no te da lástima dejar tu casa y también tenés amigos?", me respondió.
Y tenía razón. Amo cada ladrillo de mí casa, me gusta mí barrio, tengo buenos vecinos y por suerte nunca nos pasó nada; y me toco la cabeza para que siga así y le pido a Dios que la cuide cuando me voy.
Recuerdo lo que me costó mudarme de barrio (...) Mí nieto y un loco lindo me convencieron que podía hacer algo para cambiar todos esos miedos que tengo dándole la oportunidad de cambiar las cosas, y acá estoy.
(...) No voy a mudarme de ciudad, ahora me quedo en Frontera está toda mí vida porque debemos cambiar las cosas y exigir que nos cuiden.