Ímpetu de herrero
Hace casi cuatro décadas, don Elvio llegó desde Santa Clara de Saguier a nuestra ciudad. Siempre le llamó la atención la herrería y así se formó en el oficio de herrero cuyos gajes contó a "Los de siempre".
En el taller de Elvio Rovasio no puede faltar una pava ni tampoco el ruido de las máquinas que permiten identificar que se trata de una herrería. Este vecino llegó desde Santa Clara de Saguier hace casi cuatro décadas y fue aprendiendo de un oficio - el de herrero - que siempre le llamó la atención y donde se dejó guiar por la curiosidad.
Sus primeros pasos en este mundo los hizo de la mano y las enseñanzas de un señor llamado Pío Vignolo pero después hubo mala suerte y el taller que él tenía terminó cerrando. De ahí giró por varias fábricas y así pasaron de a poco los años y ganó cada vez más experiencia.
Son 32 años de trabajar como herrero, en una empresa propia que inició con su papá, al que perdió hace unos 20. De todas maneras mantiene la impronta de intentar satisfacer en sus pedidos a todas las personas que se acercan a hacer encargos.
"Veníamos de Santa Clara de Saguier y cuando llegué a la ciudad como siempre me gustó el oficio, empecé a trabajar con un señor Pío Vignolo que me enseñó".
Inicio a tientas
Cuando empezó no tenía ni idea de lo que significaba la herrería, solo le llamaba la atención, pero a fuerza de errores logró salir adelante y ganar experiencia.
"Veníamos de Santa Clara de Saguier y cuando llegué a la ciudad como siempre me gustó el oficio, empecé a trabajar con un señor Pío Vignolo que me enseñó. Después por inconvenientes familiares cerró el taller y trabajé en las fábricas pero desde hace 25 años este es mi ingreso y sostén de mi familia", describió a LA VOZ DE SAN JUSTO al hablar de su oficio en "Los de Siempre", el ciclo audiovisual publicados en las distintas plataformas web de este diario.
Cada moneda que entraba a la herrería iba para las arcas de su familia y así con modestia logró salir adelante y sostenerse económicamente.
Cambios
Los cambios en el oficio fueron dándose tal como va evolucionando el país. Hace un tiempo era más manual pero ahora hay más tecnología. De hecho hoy los arquitectos traen planos, a escala. "Yo no tengo grandes estudios pero cometiendo errores y subsanándolos aprendí siempre para conformar a la gente", sostuvo.
Don Elvio reconoció que dentro de la herrería hay muchas cosas para hacer pero para él los desafíos más grandes e importantes siguen siendo las escaleras que ahora con los edificios de altura cobran más relevancia.
Sin rendirse nunca y amoldándose a nuevas exigencias, va investigando y agregando conocimiento a su oficio.
Así transcurrieron los años y todos sus días comienzan con una pava calentándose para tomar unos mates. De ahí en adelante todo siempre es un nuevo desafío porque en el oficio de herrero lo único claro que él tiene y que más le gusta es el conocimiento que siempre le aporta a su vida.
¿Y después? "Con las jubilaciones que hay hoy en día tendré que seguir trabajando, quizás hasta que Dios me dé vida".