Historias para el alma: un espacio de encuentro donde la narración oral ayuda a dejar atrás la soledad
La iniciativa contribuye, asimismo, a dejar de lado la soledad que no pocas veces acompaña a las personas mayores. Para acceder al mentado grupo, es necesario inscribirse en el Museo de la Ciudad (Bv. 9 de Julio esquina Avellaneda), sin costo alguno.
El miércoles 12 de abril a las 17, en el Museo de la Ciudad, la narración oral volverá a tener su espacio con el grupo denominado 'Historias para el alma' que, por segundo año consecutivo, reúne a personas que buscan compartir historias personales, leyendas o relatos.
La iniciativa contribuye, asimismo, a dejar de lado la soledad que no pocas veces acompaña a las personas mayores.
Para acceder al mentado grupo, es necesario inscribirse en el Museo de la Ciudad (Bv. 9 de Julio esquina Avellaneda), sin costo alguno. La coordinadora del grupo, Myrna Mercol, señaló a LA VOZ DE SAN JUSTO que "todo surgió por propia iniciativa y el gusto por la narración oral. Así tomaron forma estos encuentros, se trata de una actividad que no solo activa la memoria y permite mejorar el lenguaje y la postura de las personas al dirigirse ante otros, sino que en definitiva es la posibilidad de estar en compañía, por sobre todas las cosas. Principalmente la gente grande que muchas veces se encuentra sola".
"Conseguimos así el año pasado un lugar en el Museo para reunirnos todos los miércoles, de 17.10 a 19.30, y la verdad que el tiempo no nos alcanzaba, diez personas con ganas de contar y escucharse, transmitir inquietudes y cultura a la vez", agregó.
Respecto a la modalidad de las narraciones, Myrna sostuvo: "Contamos historias, vivencias, leyendas o recuerdos; en mi caso, como me gusta mucho leer, suelo hacer resúmenes de cosas que leo, como capítulos de un libro o alguna nota de revista, y después relato las historias a mi manera. A veces tomo un cuento, como uno de Horacio Quiroga, y lo arreglo para que no sea tan extenso y sea ameno. Hubo gente el año pasado que cuando comenzó decía dos o tres frases porque no se animaban a más y a los pocos meses contaban unas historias magníficas. Y uno percibe que es bueno eso. Nos escuchamos unos a otros, se fue tornando un ambiente íntimo. Además nos ayuda a mantenernos ocupados en la semana buscando temas para contar. En una clase propusimos contar un recuerdo que haya provocado alguna emoción en nosotros. Y surgieron temas que uno no puede creer, pero es así, cuando se empieza a sacar cosas de adentro hay una bolsa llena de recuerdos".
Por último, Myrna señaló que los encuentros se hacían en principio cada 15 días "pero se empezó a pedir que fuera semanal porque muchos de los que van se sienten tan solos y así lo hicimos, todos los miércoles. Y no querían dejar en el verano, aunque lo tuvimos que hacer por los días de calor. Y ahora volvemos".