Fabricaba blackout y ahora máscaras protectoras: se reinventan para no parar
Obligada por la emergencia del coronavirus y usando el ingenio, una empresa local dedicada a la fabricación de cortinas roller, hoy paralizada, supo hallar un nuevo nicho de mercado y ganar clientes.
La propagación del coronavirus desató una crisis sin precedentes en la que a muchos emprendedores les está costando ver la luz al final del túnel mientras otros se vuelven más creativos y recurren a estrategias para subsistir y seguir en pie y atenuar el perjuicio económico cuando todo pase.
Este último es el caso de RollerSur, una empresa con sede en la provincia de Buenos Aires dedicada originalmente a la fabricación de cortinas roller, verticales utilizando material PVC que en nuestra ciudad es proveedor de la firma Roller San Francisco.
La firma supo encontrar un nuevo nicho de mercado en una parte que ahora es más que nunca atendida por los consumidores; una oportunidad que estaba oculta dentro de una rama de negocios no muy amplia y que la pandemia reflotó.
Como una manera de volver a la actividad, la empresa decidió fabricar máscaras barbijo de protección facial (ojos, nariz y boca) para personas que tienen que trabajar en actividades que están autorizadas dentro de las medidas restrictivas impuestas por el Gobierno.
Igualmente la firma comenzó a fabricar un sistema de protección aplicable en distintos espacios para separar a los empleados del resto de la gente mediante una cortina de PVC transparente.
Sus nuevos productos son requeridos por supermercados, almacenes, kioscos, odontólogos y también centros de salud.
Apelar al ingenio
Deborah Medina es la propietaria de Roller San Francisco, una empresa que hace siete años distribuye los productos RollerSur. Ella se mostró "muy satisfecha" con el resultado de esta reconversión que, asegura, continuará más allá del momento en que se decida el levantamiento de las restricciones.
"Habitualmente trabajamos elaborando la cortinas y toldos con PVC importado. Ese mismo producto se destinó a la fabricación de máscaras de protección de personas que tienen que atender al público", explicó.
La empresaria señaló que luego del cimbronazo que generó la inactividad laboral pudieron salir adelante en base al ingenio y la creatividad.
El nuevo producto
Para ello utilizan los mismos materiales con los que se elaboran las cortinas solo que, en este caso, sirven para evitar el contagio del virus.
En el mercado cada máscara de protección tiene un costo de 400 pesos por cada una mientras que el costo del sistema de protección para negocios y clínicas depende de la superficie del lugar que se pretenda resguardar.
En San Francisco están a la venta por teléfono a los números 3564-326635/302131 o bien a través de Facebook o Instagram como Roller San Francisco.
Seguirá más allá de la cuarentena
"Esto nos permitió adaptarnos cambiando la producción para continuar trabajando", dijo para luego agregar que una vez que se levanten las medidas restrictivas "vamos a seguir con estos productos" junto con las cortinas que fabricaban antes de la restricción.
Al describir este nuevo producto lo calificó como "muy resistente y apto para trabajar en el exterior" además de que "se pueden desinfectar utilizando para ello alcohol al 70 % diluido en agua y volver a utilizar. No se trata de un elemento descartable y de allí su utilidad por parte de quien lo usa".
Además, Deborah explicó que este producto "no funciona igual" que un barbijo ya que "a través del material de PVC no pasa absolutamente nada porque es impermeable".