Esplendor y declive: el "gigante" de 25 y Colón que fue testigo de las crisis
La postal del imponente local que hasta los años '90 llegó a albergar a 40 empleados bajo la firma Burmeister Lamberghini, dista mucho de esa época. Los cierres de sucursales de la cadena Ribeiro en todo el país, despiertan la nostalgia por los años dorados de la esquina céntrica, cuando su producto estrella eran los pianos.
El cierre de locales de la empresa de retail Minicuotas Ribeiro en Las Varillas y en otras ciudades del país reavivó la preocupación por la situación de la firma en San Francisco y revolotea la posibilidad de su partida del local de bulevar 25 de Mayo y Colón, aunque la empresa descarta esos rumores.
Motivos no faltan: en septiembre pasado, 8 de los 10 empleados de la sucursal sanfrancisqueña pararon en reclamo de una deuda salarial. Desde la gerencia de la firma atribuyeron el atraso a la fuerte caída de ventas que empeoró tras las Paso de agosto.
Desde 1997 Ribeiro ocupa el emblemático edificio comercial de tres plantas y 1.900 metros cuadrados construidos, una postal de la historia mercantil de San Francisco y también, un referente desde el punto de vista arquitectónico.
Su actual propietario, Oscar Lamberghini, afirmó que están en contacto diario con los responsables de la cadena de electrodomésticos oriunda de Villa Mercedes, San Luis, quienes, por ahora, garantizan la continuidad del negocio.
La construcción del edificio llevó casi 8 meses
"Lo que pueda suceder es una incógnita. Ellos siguen sosteniendo esta sucursal porque su ubicación y gran tamaño les permite ser centro de distribución y venta a toda la región, pero cerraron las más chicas", dijo Lamberghini en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO.
Lamberghini reconoció que Ribeiro tuvo inconvenientes para pagar el alquiler, pero finalmente pudieron hacerlo. Un local de estas características en la principal arteria de la ciudad puede llegar a costar hasta 300.000 pesos, según se informó desde el sector inmobiliario.
Oscar Lamberghini
"Hay una relación comercial de 22 años. Para Ribeiro este es un importante edificio porque para ellos, es uno de los mejores que vieron en el país para la venta de electrodomésticos", siguió el entrevistado.
Antes de Ribeiro, las luces
Cada crisis tiene distintos efectos; más allá de los números, la continuidad de un negocio y las fuentes laborales en riesgo, la historia también recibe los coletazos de la coyuntura económica.
Aunque Ribeiro lleva más de dos décadas allí, es inevitable pasar frente al enorme comercio, su edificación histórica, y no pensar en "la esquina Burmeister Lamberghini", que nació en la década del '60 y fue sinónimo de música adquiriendo un rápido éxito comercial y la expansión de sucursales por el territorio cordobés.
Se colocaba el cartel que fue toda una atracción en el centro
De los pianos a los electrodomésticos
El 27 de agosto de 1945, Juan Oscar Lamberghini y Oscar Gieco abrieron las puertas de una casa de música, siendo ambos miembros de una misma orquesta, "Filipetti y Nicolini".
El negocio comenzó sobre bulevar 25 de Mayo (entre Pueyrredón y Moreno) en una superficie de 2 por 4 metros, como una respuesta a los músicos que necesitaban nuevos instrumentos.
Los socios se convirtieron en representantes de la fábrica de pianos "La Primera", con sede en Pilar, Buenos Aires, pionera en Sudamérica, y sumaron el primer piano Burmeister.
Lamberghini se convirtió al tiempo en accionista de la firma y con el correr de los años acrecentó su participación hasta alcanzar el 33 % ocupando cargos directivos desde vocal hasta presidente del directorio, durante 8 años, hasta 1989.
El crecimiento de la empresa fue exponencial. A finales de 1954, Gieco se desvinculó y Lamberghini siguió en el rubro como Lamberghini SRL.
Para 1956, el comercio se trasladó a un local ubicado en 25 de Mayo y avenida Libertador Norte, lo que permitió que se anexaran electrodomésticos.
A principios de los '60, por indicación de su contador, Juan Oscar cambió la denominación del comercio a Burmeister Lamberghini.
La inauguración de Burmeister Lamberghini (1966)
Un día para celebrar la música
En 1965 se realizó el remate de la esquina bulevar 25 de Mayo y Colón, en una escribanía de Buenos Aires, un lugar anhelado por Juan Oscar Lamberghini para expandir su negocio.
El empresario viajó a la Capital con el objetivo de comprar ese espacio. "La base del remate eran 2 millones de pesos de la época. En tres minutos, llegó a 10 millones pero mi padre levantó la mano y dijo 10.500.000 pesos. Se había llevado apenas el 5 % de esa cifra, pero quienes lo acompañaron en el viaje, le prestaron el resto del dinero", recordó Oscar, hijo del fundador.
Adquirido el terreno, el arquitecto de la obra, Rafael Macchieraldo, tenía 7 meses y 20 días para construir el edificio que tenía que inaugurarse el 22 de noviembre de 1966, el Día de la Música.
Los obreros de la Constructora del Este trabajaron a sol y sombra, y Burmeister Lamberghini inauguró el imponente edificio y el acontecimiento se robó la atención de los vecinos de San Francisco que pudieron seguir la apertura a través de una red de circuito cerrado de televisión.
Luego vinieron las sucursales en Villa María, Río Cuarto, Morteros y Córdoba. "Había instrumentos de todo tipo, nacionales e importados; discos de todo tipo y línea de electrodomésticos y muebles de hogar, que era la gran demanda de la clientela", indicó Oscar.
La elección del nombre combinaba la marca de pianos y el apellido de la familia.
"El mejor representante de una firma de discos que nos proveía era el papá de Rodrigo y Ulises Bueno, Eduardo Alberto Bueno", agregó a modo de anécdota de color.
En su exterior, un gran cartel luminoso era la atracción, se asemejaba a las teclas de un piano.
La decisión en los '90
En los años '90, la apertura de importaciones golpeó a la industria del piano como a todas las industrias, ingresaban al país grandes marcas multinacionales.
El 27 de agosto de 1995, Burmeister Lamberghini conmemoró 50 años de existencia. Dos años después, la firma vendió el fondo de comercio. "Eran tiempos de crisis y el margen de ganancias de esa época era muy chico. Entre todas las sucursales, llegamos a tener 80 empleados entre todas las sucursales y algunos con importante antigüedad. En ese momento, teníamos dos alternativas: pegábamos el salto y nos asociábamos a otra firma, o nos achicábamos", rememoró Oscar.
Entonces, la oferta de Ribeiro, una empresa en pleno crecimiento en el mercado de la llamada línea blanca, llegó para convencer a los dueños de Burmeister Lamberghini, que les alquiló el edificio.
En Villa María y Morteros el fondo de comercio también pasó a ser de Ribeiro mientras que los locales de Río Cuarto y Córdoba cerraron sus puertas.
Con incertidumbre y sorteando más de una crisis, el gigante de 25 de Mayo y Colón, sigue allí, para seguir siendo una careta de presentación del comercio sanfrancisqueño.
Empresario y 75 días intendente
Además del aporte arquitectónico y comercial que hizo, la labor de Juan Oscar Lamberghini también tuvo su faceta al servicio de la comunidad, teniendo plena actividad en el entonces Centro Comercial, Industrial y de la Propiedad. Su presencia permitió importantes gestiones a nivel local.
Con una personalidad alejada de la militancia política pero de cooperación ininterrumpida en el ámbito público, fue designado intendente de San Francisco en julio de 1970 bajo la gobernación provincial de Bernardo Bas.
Der su mandato se recuerdan importantes obras como la extensión de alumbrado público y pavimento; de la red de agua potable para barrios como La Consolata; la sanción de un nuevo Código de Edificación, entre otras.
Sin embargo, su intendencia duró apenas 75 días, por diferencias con Bas.