“Era tanto el dolor que no podía abrazar a mis hijas”
Mariel Aranda es una de los tantos vecinos de San Francisco que contrajo Dengue. Ella, en primera persona, relató el calvario que vivió por motivo de esta enfermedad.
Mientras toda la atención se concentra en el coronavirus, el Boletín Integrado de Vigilancia (BIV) que publica el Ministerio de Salud nacional, Argentina ya superó en los últimos 24 meses los 41.000 contagios de Dengue.
De este modo, el período 2019/2020 (las cifras se toman de julio a julio de cada año), se transforma en el peor período en cantidad de personas afectadas por la enfermedad de la historia del país.
Mariel Lorena Aranda de 32 años de barrio José Hernández fue una de las tantas sanfrancisqueñas que contrajo Dengue y en primera persona contó a Voz Mujer el calvario que vivió durante la enfermedad.
"Era tanto el dolor que no podía abrazar a mis hijas", comenzó diciendo Mariel mientras ahora abraza fuerte a Yasmín de 11 y Almendra de 6.
Está recuperada por completo, ya pudo retomar su emprendimiento de viandas saludables pero aún recuerda el dolor que sufrió por la picadura del mosquito Aedes Agypti. "El dolor es inexplicable. No creo que pueda describirlo en una palabra porque solo el que lo vivió puede explicarlo".
"Recuerdo llorar sin consuelo y decirle a mi marido Sebastián, "No soporto más. No podía levantarme de la cama del gran dolor en el cuerpo".
Para Mariel fue difícil cumplir con sus hijas, que la necesitaban más que nunca en casa con las actividades de la escuela. "Aunque mi mamá estaba cumpliendo con el aislamiento obligatorio, tuve que pedirle que se haga cargo de las chicas porque no podía atenderlas, no podía moverme y mi esposo trabaja todo el día".
Una picadura
Mariel recordó que todo comenzó a fines de abril. "Era la madrugada del 29 de abril. Me acuerdo que comencé con vómitos a las cinco de la mañana sin parar, ni poder tolerar un vaso de agua y picos de fiebre de 39 y 40 grados que no bajaba".
Con antiespasmódicos para poder tolerar la medicación para su enfermedad (Parecetamol), Mariel vivió sus peores siete días. "Los síntomas van cambiando con los días. Cuando los vómitos frenan, comienza el ardor en todo el cuerpo y una picazón desesperante que no sabes qué le está ocurriendo a tu cuerpo. Lo único que me calmaba era Aloe Vera frío".
Hoy el cuerpo de Mariel no es el mismo. "El cuerpo se va acomodando de a poquito, pero queda destruido, y el hígado peor".
"Le pido a la gente que se cuide porque tener Dengue es terrible y no hay nada más doloroso que estar lejos de tus hijos y sufrir esta enfermedad", concluyó.