En las obras en construcción se habla guaraní
Los paraguayos siguen viniendo. Ser extranjero y albañil en San Francisco.
"Acá vienen ciudadanos peruanos y se terminan matando por el control de la droga; acá vienen ciudadanos paraguayos y se terminan matando por el control de la droga, no tanto bolivianos", las palabras de la ministra de Seguridad de la nación, Patricia Bullrich generaron malestar también entre la comunidad de inmigrantes paraguayos que viven en San Francisco.
Los dichos de la funcionaria fueron en el marco de una reforma y endurecimiento de las leyes migratorias que lleva adelante el gobierno de Mauricio Macri con el objetivo de "frenar el narcotráfico".
Según la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), la comunidad paraguaya es la más numerosa entre los extranjeros que viven en la Argentina. El organismo internacional calcula que representan el 32% de los 2.086.302 extranjeros que habitan en el país.
Según el censo de 2010, de los 34 millones de argentinos, 550 mil personas que habitan nuestro suelo son paraguayos. De ese medio millón de personas, se desprende que 4 mil residen en la provincia de Córdoba.
Siete años después de ese número -que lógicamente ha fluctuado-, no hay precisiones oficiales. En tanto, son más de 30 los paraguayos que residen hoy en nuestra ciudad. Algunos ya radicados aquí; otros, "golondrinas", yendo y viniendo, según el trabajo lo demande.
Hechos para construir
La mayoría de los "guaraníes" de por acá, se dedican a la construcción. No solo son la mano de obra requerida, sino la indicada, para grandes obras de grupos contratistas y para mayores de obra que se vuelcan hacía los obreros paraguayos para llevar adelante todo tipo de proyectos, pero sobre todo, los de gran dimensión. Y eso tiene una explicación.
Cándido tiene 40 años y llegó hace 20 desde la ciudad de Pilar, una localidad del interior de Paraguay que limita con la provincia de Formosa. En 1997, el por entonces joven Cándido necesitaba trabajar y cruzó. Se afincó en Rosario y empezó a construir una nueva vida como albañil.
"Yo estoy desde el año '97 viviendo en la Argentina. Cuando me vine de Paraguay, me radiqué en Rosario. Allá conocí a la que fue mi esposa y tuve a mi hijo. Hace 4 años que llegué a la provincia de Córdoba. Estuve dos años en Morteros y ahora, desde hace dos, estoy en San Francisco", cuenta el albañil a LA VOZ DE SAN JUSTO, frente a la casa de barrio Sarmiento que comparte con otros de la misma nacionalidad, que también se dedican a la construcción.
En la casa están por comer, o ya comieron. Algunos ya duermen y otros, como Cándido, aprovechan la sombra abajo del árbol, sentados en reposeras. Es sábado después del mediodía y la semana de trabajo finalizó.
El obrero dice que no extraña, que después de dos décadas ya se acostumbró a los hábitos argentinos. Conserva sí, esa particular música al hablar que en parte lo define y el guaraní, que dice nunca se olvida y siempre se habla. "Cuando venimos desde el Paraguay venimos directamente a trabajar. Normalmente, en la construcción, pero hay gente paraguaya trabajando de todo en la Argentina. Cuando me vine, no fue difícil. De hecho, la última vez que me volví a Paraguay fue en 2009".
"Quizás nos buscan porque venimos únicamente a trabajar. Hay mucha gente que dice que nosotros le venimos a robar el trabajo y no es así. Venimos a trabajar y nos contratan".
Ante la consulta de porqué cree que las empresas cada vez contratan más operarios paraguayo a la hora de edificar, Cándido responde sin salirse de su simpleza: "Quizás nos buscan porque venimos únicamente a trabajar. Hay mucha gente que dice que nosotros le venimos a robar el trabajo y no es así. Venimos a trabajar y nos contratan".
Recién llegado
Carlos tiene 18 años. Cándido le ofreció venirse a trabajar a San Francisco. Como Cándido, Carlos también viene de Pilar. La diferencia entre estos dos albañiles paraguayos de Pilar, es el tiempo de residencia en el país. Carlos lleva solo dos semanas en nuestra ciudad, que le hace acordar a la suya. "Me gustaría que conozcas Pilar. Es muy bonita y es muy tranquila, como San Francisco", le dice el joven al entrevistador.
"Vine a trabajar. Me dijeron que había mucho trabajo y acepté venir. Además me gustaría estudiar ingeniería, así que vamos a ver si arrancamos", confiesa entusiasmado.
El joven se va acostumbrando de a poco. Explica que no hay muchas diferencias con la comida que comía en su casa; que al guaraní lo habla todos los días. Está cómodo y tiene trabajo.
Ante la consulta de las habituales actitudes discriminatorias que los argentinos tienen para con el pueblo paraguayo - desde las Guerra de la Triple Alianza en adelante- Cándido sostiene que "no es algo nomás de este país, es algo que se da a nivel mundial". Por su parte, Carlos asegura que "toda la gente que he conocido aquí, me ha tratado muy bien".
Ubicados en diferentes barrios de la ciudad, algunos en grupos, en casas las que habitan hasta que terminan una obra, o viviendo con su familias como cualquier otro vecino de la ciudad o de Frontera, los paraguayos eligen esta tierra porque hay trabajo; los argentinos contratan a los paraguayos porque son muy buenos trabajando. Simple y honestamente.