En Dinamarca, el asado tiene sabor sanfrancisqueño
Maximiliano y Christian abrieron un emprendimiento gastronómico en Copenhague. Hay choripanes, sándwiches de vacío y empanadas criollas. Todo hecho con leña y con recetas que viajaron desde nuestra ciudad.
Por Stefanía Musso | LVSJ
"Thank you, man", se escucha decir al otro lado del teléfono. De fondo, la exbanda Callejeros acompaña el fuego donde se cocina carne 100% argentina, como el rock que suena.
Maximiliano Debenedetti acaba de entregar a un cliente un delicioso sándwich de vacío que recién ensambló con verduras y pan que elaboró en el food truck que abrió junto a Christian Esper, el asador designado en este emprendimiento gastronómico en Dinamarca.
"Fuego" funciona en una feria de gastronomía internacional de Copenhague y es todo un éxito. No paran de llegar visitantes de todas las edades en busca de un buen sándwich argento.
Argentino con toque danés
En el puesto, los chicos deleitan a los daneses con choripanes, sándwiches de vacío y empanadas de carne criollas más la opción vegetariana de cebolla con queso.
Los sándwiches se presentan con ensalada, chimichurri argentino y "chilimayo", una mezcla de chile y mayonesa que adapta el producto al paladar exigente de sabor de los nórdicos. "Siempre piden picante asique adaptamos la mayonesa con el picante y va muy bien", le cuenta Maxi a LA VOZ DE SAN JUSTO.
La empanada criolla cuesta 35 coronas (unos 5 dólares o 489 pesos), el choripán, 40 coronas (que equivalen a 6 dólares, 586 pesos) y el sándwich de vacío se puede conseguir a 90 coronas (alrededor de 13 dólares, lo que equivalen a unos 1200 pesos). Los precios son tal vez un poco altos para nosotros, pero vale la pena poder comer comida criolla del otro lado del mundo.
Sobre cómo es el gusto de los daneses a la hora de comer un buen pedazo de carne a la parrilla, Maximiliano comenta que "varía bastante al de los argentinos. Acá comen la carne más roja. No tienen problema en pagar por un buen corte de carne, pagan lo que sea mientras sea bueno".
Entre parrillas
Los chicos trabajaban en las empresas de sus familias. Buscando otros horizontes lejos de San Francisco, el mapa de oportunidades marcaba Dinamarca. Christian llegó a tierras nórdicas hace un año y dos meses con el pasaporte italiano que le permitió ingresar sin problemas al país y quedarse de manera indeterminada, mientras que Maxi arribó hace menos de un año con visa Working Holiday.
Cuando llegaron, el primer lugar al que fueron a trabajar fue en una parrilla argentina. "Cuando llegamos a Dinamarca, comenzamos a trabajar en dos restaurantes que pertenecen al mismo dueño que es de nuestro país", recuerda Christian. Se trata de Asador y Fuego que apuntan a dos tipos de público: uno es familiar y el otro, ejecutivo.
Los chicos no son chefs ni mucho menos parrilleros, pero el haber hecho algún que otro asado a la familia y a los amigos, acompañado de la experiencia que adquirieron al trabajar en estos restaurantes de cepa argentina, les dio los conocimientos que necesitaban para abrir su propio emprendimiento gastronómico, impulsados comercialmente por el propietario de Fuego. "Desde que llegamos nos metimos en los restaurantes y la cocina, por lo que poco a poco fuimos aprendiendo y en el verano también estuvimos trabajando en eventos", sigue.
Un "fuego"
Los chicos tomaron el nombre del restaurante característico que los formó en sus primeros pasos por tierra danesa y se convirtió en socio de este emprendimiento con toque sanfrancisqueño. "Esta es una forma de reconocimiento al mejor restaurante de carnes argentinas que además, impulsa el emprendimiento junto a nuestro socio que es el propietario del famoso lugar", explica Maximiliano.
"Cuando la gente lee el nombre de nuestro puesto, lo relaciona directamente con el restaurante que ya tiene una década de trayectoria. Cuando le decimos que sí, saben que van a comer algo rico como se los tiene acostumbrados", agrega Christian.
Invertir en medio de la pandemia
Invertir en un restaurante en la Argentina es difícil y más con la situación que hoy atraviesa el sector por la pandemia de coronavirus. En Dinamarca, los chicos consideran que también es complicado iniciarse en la gastronomía pero cuentan con el apoyo del socio que los alienta a seguir. "El gobierno danés es muy exigente para abrir un restaurante. Muchos impuestos y reglas que cumplir", detalla.
Respecto al Covid, en Dinamarca "mucho no lo sufrimos. No hubo cuarentena obligatoria como en la Argentina pero sí cerraron los espacios de concurrencia masiva".
Esto los obligó a posponer la apertura de su negocio pero como dice el dicho, "más vale tarde que nunca" porque hoy no dan abasto en ventas. "Íbamos a abrir el 27 de marzo pasado pero por la pandemia se pasó para el 5 de junio. Eso nos daba cierta incertidumbre porque en octubre ya comienzan los días fríos, pero llegamos bien", afirma Christian.
"Si uno se esfuerza y pone predisposición puede crecer mucho en el extranjero. Dinamarca es un país con estabilidad económica y queda en uno crecer o no", reflexionan estos amigos.