Empresas pioneras: las primeras, las de siempre
Cinco empresas locales ostentan más de 100 años en sus estructuras. Miretti, Di Monte, Rosso y el Molino Boero Romano, antes conocido como Meteoro, junto con LA VOZ DE SAN JUSTO atestiguan las raíces comerciales de esta tierra.
La geografía de San Francisco cambió radicalmente pero el agro y el comercio además de la industria siempre fueron las bases sólidas con las que creció. A lo largo del tiempo muchas empresas han abierto y otras tantas cerrado pero solo un puñado de ellas sobrepasaron todas las tormentas y consiguieron mantenerse en pie... incluso 100 años después o más de su fundación.
Todos saben que el centro de la ciudad no sería el mismo sin los silos del Molino Boero Romano, sin las vías del ferrocarril que dan "formas raras" a algunas esquinas de San Francisco, el que siguen llevando la información temprano desde cada mañana. Mucho menos sin los tradicionales servicios fúnebres que buscan ayudar a superar el dolor por la pérdida de un allegado.
Cada rubro tiene un exponente. Los que se encargan de las tramitaciones con alguien que fallece son las empresas Di Monte (nacida con el apellido Cornaglia), desde 1906, y Rosso Hnos, desde 1917.
El molino sigue teniendo el apellido de sus fundadores Boero Romano aunque haya sido creado en 1892 como "Molino Meteoro". En esas "torres" locales se llegaron a hacer producciones con un alto nivel que sorprendía a cualquier visitante que pasaba por la zona.
Ni que hablar de Miretti, cuna de la primera revolución obrera en la ciudad que tenía en las manos de sus empleados la esperanza de dar su fuerza de trabajo a cambio de salarios dignos y horas de trabajo adecuadas.
Cada una de ellas esconde su propia historia, datos curiosos y un secreto que no hace falta ser mencionado para que sigan en vigencia. Todas ellas, empresas pioneras al igual que LA VOZ DE SAN JUSTO.
Nuestras "torres"
En 1892 se fundó el Molino Meteoro de Carlos Boero Romano. Formaba parte de un emprendimiento familiar donde participaban sus hermanos Augusto y Magdalena además de Vicente Lanfranchi.
Se trataba de un moderno molino a vapor que trabajaba, de acuerdo a los datos recopilados en el libro "Los 130 años de San Francisco", todos los días 22.000 kilos de trigo. La empresa se transformó rápidamente en un emprendimiento pujante que cuatro años después elaboraba 250 bolsas de harina.
Los silos que caracterizaron a la empresa - que sigue en funcionamiento actualmente - aún continúan siendo parte del paisaje y también levantando polémica entre quienes consideran que es momento de que sean trasladados.
Miretti, cuna de la revolución
Corría el año 1919 cuando Luis Miretti abrió oficialmente las puertas de Miretti & Cía. La fábrica en un principio comenzó a funcionar como un pequeño taller en una casona antigua que estaba ubicada en la esquina de calles Salta y Pellegrini.
Miretti abrió una carpintería mecánica destinada a producir en madera elementos útiles en tareas rurales. Era un gran nicho de mercado teniendo en cuenta que ésta es una ciudad La labor era rodeada de campos donde lo agrícola - ganadero es sinónimo de progreso económico. Cuando corría 1921, las instalaciones quedaron chicas y se mudaron a la dirección actual en barrio Sarmiento en Mendoza al 300 (entre Dante Alighieri y Salta).
En agosto de 1929 Miretti & Cía fue epicentro del inicio de la primera gran revolución obrera en San Francisco: "El primer Tampierazo".
Miretti conserva en su edificio de Mendoza al 300 la placa con la que nació la empresa fundada por Luis
Los trabajadores comenzaron un reclamo en el lugar por una mejora salarial, respeto de las horas de trabajo, limitación de la jornada para mujeres y menores, que los había en actividad en aquel momento.
El estallido obrero y social se propagó durante el mes de septiembre a otras dos industrias imponentes de la ciudad, el Molino Meteoro y la fideera Tampieri. Los enfrentamientos generaron muertos y heridos.
Hacia fin de año, las tres empresas en conflicto acordaron con sus empleados mejoras en sus condiciones de trabajo y salarios, marcando un hito sobre la primer gran revuelta obrera en San Francisco.
El diario
Siguiendo la cronología aquel San Francisco de hace más de un siglo tenía ya sus fábricas, el ferrocarril, los vecinos divididos entre los que vivían en torno a la estación y los de Plaza. Sin embargo, algo faltaba.
Las noticias comenzaron a llegar en papel y con idiosincrasia propia alrededor del año 1898, no obstante, la única que sobrevivió los avatares del tiempo y embates de la diversidad de medios periodísticos fue LA VOZ DE SAN JUSTO.
La Voz de San Justo, entre las cinco empresas locales centenarias
"El diario", como todo el mundo lo menciona en la calle, tuvo su primera edición el 1 de enero de 1915. La dirección en ese entonces fue encargada a Carlos Lescano y la administración quedó a cargo de su fundador Angel Rosetto, mientras que la redacción estaba en calle Moreno. Damián Martínez Mendivil fue quien imprimió los primeros ejemplares.
Con el tiempo, la dirección cambió a la calle Dante Alighieri y después a Colón. La época era otra y entonces el producto gráfico salía una vez por semana hasta que se duplicó en 1927.
Servicios fúnebres
Los servicios fúnebres tienen casi tantos años como San Francisco. Dos de las cocherías tradicionales de la ciudad siguen vigente más de un siglo después: Di Monte S.R.L. (sucesor del emprendimiento fundado por Luigi Cornaglia) y Rosso Hnos. S.R.L.
Giácomo Comelli y Luigi Cornaglia después, fueron los primeros funebreros de la ciudad, según los datos asentados en archivos de la Sociedad Italiana XX de Septiembre. Su nacimiento está fichado en 1906 durante el mes de diciembre.
Antonio Di Monte (derecha), propietario, y César Gabrielone gerente de Di Monte.
En aquella época los servicios fúnebres incluían un ritual con la extremaunción, posterior velatorio y capilla ardiente respetando los ritos religiosos. Se realizaba una misa de cuerpo presente y después se depositaban sus restos en el cementerio. Carruajes tirados por caballos y toda la pompa eran parte del contexto para despedir a un ser querido en aquel tiempo.
La empresa perteneció a distintas generaciones de la firma Cornaglia hasta que fue comprada en 1977 por Antonio Di Monte. Él compró el fondo de comercio a Juan Ricado y Luis Cornaglia ("Toto" y "Ñato") que por entonces la administraban.
Primero se llamó Cornaglia de Antonio Di Monte y Cía.
La competencia no tardó en llegar luego que los Cornaglia establecieran su empresa de servicios funerarios y fue feroz durante muchos años hasta que se convirtió en amistad.
En 1917 nació Rosso Hnos. S.R.L. con Contancio Rosso y Francisca Tacca (su esposa) al frente de esta entidad. El trabajo fue continuado por los hijos que tuvieron: Luis, Atilio y Héctor pero el legado "se saltó una generación" y actualmente sus directores son los nietos Gustavo Rosso y Mauricio Armando.
Mauricio Armando de Rosso Hnos es uno de los administradores de la empresa junto con Gustavo Rosso.
La competencia cuando los abuelos de Gustavo y Mauricio eran conductores de la empresa y los Cornaglia tenían la otra era tremenda. La gente tenía uno u otro servicio y quedaba marcado casi como los hinchas con una camiseta durante un Boca - River.
Los tiempos cambiaron desde que los servicios fúnebres comenzaron a hacerse en la ciudad, los carruajes eran algo característico de la primera época.
Nuevos tiempos
El tiempo pasó y a lo largo de la historia en la ciudad nacieron y cerraron muchas fábricas. Como emprendimientos comerciales éstas empresas siguen tejiendo los hilos sobre los que se construye la ciudad sirviendo a la gente y apoyándolas para superar el dolor.
Asimismo, el periodismo se transformó, los silos siguen despertando polémica pero continúan enclavados en el centro de la ciudad y Miretti de forma silenciosa sigue encerrando ecos del primer "Tampierazo".