El talento al servicio de la naturaleza
El fotógrafo Gon Granja, además de ser un fenómeno en las redes sociales, es el autor del libro Maravillas de Córdoba, que invita a redescubrir nuestros increíbles paisajes. Sus comienzos, sus viajes, sus fotos más icónicas y su preocupación por cuidar nuestro patrimonio natural.
Por Gabriel Moyano
A diario las redes sociales nos bombardean con información visual, que a menudo genera una sobrecarga en nuestros sentidos y las cosas tienden a perder valor ante la uniformidad de los criterios estéticos. Los mismos platos, los mismos cuerpos, las mismas ropas. Todo parece asemejarse y el dedo comienza a scrollear sin parar.
Rara vez algo que se escapa a lo cotidiano nos llama la atención y nos hace detenernos para apreciarlo, para leer y querer saber más. Y si ello nos produce un mínimo cambio de actitud, la experiencia habrá valido la pena.
Gon Granja produce eso: sus fotos impactan a la vista, pero causan interés y provocan valorar más los lugares que tenemos. Así, creó una legión de seguidores y cada una de sus publicaciones producen revuelo y varias de ellas trascienden a niveles más globales como figurar como imagen del día en National Geographic o en la misma cuenta oficial de Instagram.
Pero sería injusto decir que este cordobés de 31 años que vive en Alta Gracia persiguió ese éxito. Todo lo contrario: su búsqueda partió de una cuestión personal. Un día sintió un vacío que lo llevó a viajar, a descubrir y redescubrir lugares y compartirlos desde su particular mirada. Todo lo que vino después fue extra.
Fue y volvió, y se enamoró nuevamente de nuestras sierras. Publicó un libro, fue distinguido por la Legislatura de Córdoba. Se largó a la travesía de recorrer la Ruta 40 y cada uno de sus registros es una obra de arte.
Hoy llora por los incendios, pero no se queda con los brazos cruzados. Pone su talento al servicio de la ecología y planta un árbol por cada obra vendida. Siente que mostrar la naturaleza, hacer que la gente se interese por conocerla y que se movilice para ayudarla, cierra todo el ciclo y le da sentido a todo lo que hace.
"Siempre encontré en la fotografía y en estos lugares espacios para compartir cosas, experiencias, pensamientos. Trato de buscarle una mirada diferente a los paisajes para redescubrirlos. Ojalá así se pueda volver a valorar espacios que por ahí siempre tuvimos cerca y que nunca le prestamos tanta atención. Ahora en la cuarentena me pasa de decir 'wow qué privilegiado fui crecer en un lugar así'", cuenta el fotógrafo y productor audiovisual.
Con 45.000 seguidores en Instagram, cada vez que sube una foto recibe elogios de colegas, amantes de la fotografía y personas comunes y corrientes que se dejan conmover por lo que ven y por lo que perciben que hay detrás de esa imagen. Su historia.
"Nunca fue una búsqueda conseguir esos números. Por ahí la gente me pregunta cómo se llega a tener tantos Me Gusta, yo les digo que no sé, que no tengo idea. Creo que el mejor consejo que uno puede dar es que si te gusta hacer humor hagas humor, si te gusta ser profundo, seas profundo... si te gusta documentar lugares urbanos o retratos, ¡hacé eso!. La fórmula no es seguir tendencias ni buscar la aceptación de otros. Es más pegar la oreja al pecho y sentir qué es lo que te gusta retratar y compartir", asegura.
Gon tiene 31 años, vive en Alta Gracia y es un apasionado por la fotografía y la naturaleza que nos rodea
Poesía en el cielo
Una de las imágenes más impactantes del portfolio de Gon es una foto que logró tomarle a las auroras boreales en Islandia. Pero detrás de ese momento único hay toda una historia que comenzó con una decisión de vida y terminó generando reconocimiento y nuevas cercanías.
"Estaba trabajando en una productora y había dirigido un comercial de un detergente. Por un lado estaba feliz de finalmente poder vivir de usar una cámara, de mi creatividad, que había sido una gran búsqueda durante muchos años. Pero al terminar ese rodaje volví a mi casa y me sentí mal, sentí un gran vacío. Siempre me pregunté cómo lograr desde lo que uno hace un bien mayor que lo supere a uno mismo. Y sentí que con la fotografía simplemente estaba pudiendo apenas pagar el alquiler y ponerle un poco de nafta al auto", recuerda.
Así surgió la necesidad de ponerse en más contacto con la naturaleza, de visitar lugares aislados. Empezó a mirar muchos documentales y recurrentemente aparecía Islandia. En uno de esos días de promociones con nombre en inglés encontró el pasaje a un tercio de su valor habitual y se mandó.
"Fue una experiencia transformadora: recorrí toda la isla en un mes, conocí a mucha gente, entre ellas a dos personas que tienen un hostel en un pueblo de 300 personas. Hicimos una conexión tan fuerte que cuando volví a la Argentina seguimos en contacto y en una charla me dijeron de volver en invierno para ver las auroras boreales o las cascadas congeladas", relata Gon.
Para que pudiera afrontar el costo de un nuevo viaje el "ente de turismo" de VIK (unas 7 personas), se reunió y decidió que querían un spot del pueblo producido por él.
"Así que ahí fui, estuve tres meses documentando cómo vivían. A la par, todas las noches viendo la posibilidad de ver este fenómeno que no es un arco iris sino energía electromagnética atrapada en el campo electromagnético de la tierra que ilumina el suelo. Me ponía alarmas cada 15 minutos, dormía con en un sillón con un trípode en la mano. Una vez estaba caminando, empecé a ver cómo se iluminaban las montañas y sin entender bien lo que pasaba aparecieron. Esa primera vez no pude ni agarrar la cámara, la segunda vez ya más atento, salió esa foto", resume.
Las auroras boreales en Islandia, un espectáculo que retrató con gran calidad
Tras ese paso por Islandia y el reconocimiento que tuvo su trabajo (una de sus fotos de las auroras boreales fue distinguida como imagen del día por la National Geographic en español), se autogestionó un viaje por Nueva Zelanda, donde también logró retratos increíbles.
El documental VIK que retrata la vida de este pueblo de 300 habitantes en Islandia
Volver a lo nuestro
De tanto buscar afuera, encontró adentro. Esa experiencia lograda le permitió ver con otros ojos lo más cercano. Empezó a retratar de una manera nunca antes vistas a las sierras cordobesas y produjo que mucha gente redescubriera su belleza.
Su intención era "incentivar a la gente a salir, entender y valorar lo que nos rodea. Eso lo que más deseo con una foto: que sea un puente para pasar más tiempo con la naturaleza, para que la entendamos y la valoremos"-
El arco de las Altas Cumbres, un paisaje majestuoso en nuestra propia provincia
Con esos registros nació Maravillas de Córdoba, un libro que fue distinguido por la Legislatura de Córdoba. "Hice un libro porque sentí que había algo que contar. Iba a las librerías y preguntaba y había libros sobre el patrimonio jesuita o el arquitectónico. Pero muy poco o nada sobre el patrimonio natural. Sentí que era necesario, lo hice y todo lo que vino después fue inesperado, pero muy lindo", expresó Gon.
Esa búsqueda incansable se trasladó a toda la Argentina. Así fue como se largó a la Ruta 40 para documentar a través de sus 5.190 kilómetros, sus 6 provincias y 3 regiones, pasajes increíbles que formarán parte de su nuevo trabajo.
Una vista poco conocida de Bariloche, en su travesía por la Ruta 40
Danza con los astros
Otro punto importante para la carrera de Gon fue la famosa foto del eclipse solar que recorrió el mundo. Una bici en un peñasco, con el sol siendo totalmente tapado por la luna de fondo.
Un año y medio antes de que se produzca el eclipse un amigo se lo mencionó y allí comenzó la investigación. Sabían que la franja de sombra total abarcaría unos 30 kilómetros y para que la foto fuera ideal deberían estar dentro de ella.
Buscaron el lugar ideal, que lo encontraron en el límite con San Luis, pero a pocos minutos de que comenzara el fenómeno se dieron cuenta de que los cálculos no eran totalmente correctos y se arriesgaron a cambiar de lugar a último momento.
Finalmente la foto salió y la sensación fue única: "De repente todo lo que habíamos leído en internet, todo lo que habíamos averiguado se hizo realidad. Se oscureció todo, bajó la temperatura entre 5 y 8 grados, el lente se puso helado, empezó a soplar con todo. Los animales, los pájaros empezaron a chirrear, se volvieron locos".
Al ver que había logrado lo que tanto buscó, se quebró: "Me empecé a sentir muy débil y me largué a llorar. Cataratas de lágrimas, me tuve que sentar porque superó al cuerpo lo que estaba pasando. Cuando bajaron los otros nos abrazamos y otra vez llorar, porque era como entender por qué hacemos lo que hacemos. Compartir la naturaleza con amigos de toda la vida es increíble. A esa historia se la vamos a contar a nuestros nietos".
Su foto del último eclipse solar tomada en el límite con San Luis dio vueltas por el mundo
Movilización ante la impotencia
Recientemente Gon subió una foto con dos imágenes: un paisaje de Alpa Corral en todo su esplendor y en otra el mismo lugar consumido por el fuego.
"Tardé muchos días en decidir si iba a subir fotos, si iba a expresarme. No entendía lo que estaba pasando y mientras más investigaba y leía sentía más impotencia y bronca. No por el fuego en sí sino por las razones detrás de ese fuego, qué es lo que causa ese fuego. Que sean intencionales... ¿en qué cabeza cabe? Después de pensarlo entendí que si la fotografía es una manera de expresarse, debía expresarme sobre eso".
Su reflexión sobre el tema es que "esto nos tiene que preocupar a todos. Tenemos que transformar todos esos sentimientos en movernos, involucrarnos. Ahora que viene la época de lluvia, plantar árboles autóctonos, no esperar que las cosas cambien por otros sino cambiarlas nosotros".
Gon vende sus fotografías por internet y por cada cuadro que se compra, él se compromete a plantar un árbol. En los últimos días diseñó un calendario de 2021 con 12 lugares para visitar según el mes del año y la propuesta es la misma: por cada venta se planta una especie autóctona.
Se juntó con otra empresa que vende hamacas y juntos en pocos días más plantarán 1000 árboles. Retratar, compartir, concientizar... una misión que Gon lleva a cabo con un talento admirable.