El reloj de “La Nueva”
Al rescate de un reloj que es parte del patrimonio histórico de San Francisco, ubicado en una esquina céntrica pronto a renovarse con una nueva torre. Hace más de un siglo allí estuvo la sala del Cine "Doliani" donde las películas mudas sorprendían a los espectadores, y luego Tienda "La Nueva", hasta la década de los ´70.
Por Arturo A. Bienedell (*)
Allí en la esquina oeste de Bv. 25 de Mayo y Mitre, hace muchas décadas, en el viejo San Francisco, Tienda "La Nueva", de Armesto y Silva Campos, coronaba la ochava con un gran reloj que en estos días será removido por la demolición del edificio.
Estimamos que su retiro será temporario si se atiende que, por ese reloj, conservacionistas y funcionarios municipales de Patrimonio, han reclamado que se lo reinstale en un espacio del nuevo edificio en torre a construirse allí.
En
el verano de 1922, la esquina de Bv. 25 de Mayo y Mitre, ambas de tierra,
Tienda "La Nueva", con su tradicional reloj y, más arriba, la campana mecánica
Ese reloj asomó por allá cuando la ciudad apenas había dejado atrás el cuarto de siglo. Y se detuvo, o mejor dicho, se llamó a silencio cuando San Francisco se acercaba a los tres cuartos de la centuria. Registró por lo tanto, una vida activa de algo así como de 50 años.
Así está hoy el reloj
Era ley en materia de hora. Fallo indiscutible el de sus manecillas. Esa virtud de infalibilidad se la adjudicó la ciudad toda. Porque la ciudad toda viví atenta a las campanadas de "el reloj de La Nueva". El caballero grave que en aquel tiempo llevaba el reloj de bolsillo en el chaleco, prisionero de una valiosa cadena, al oír "la hora" o la "media hora", detenía el paso y lo sacaba expectante, para el cotejo que habría de certificar la buena marcha o denunciar su falla.
El reloj, instalado en lo alto del edificio que ostentaba el eslogan de venta "a precios de Europa", era escuchado por sus campanadas en los comercios de la zona céntrica, en los bancos, en la estación ferroviaria que se ubicaba a dos cuadras y en los talleres de las inmediaciones. Era el tiempo en que el reloj pulsera aún no se había impuesto en la clase media, y menos se contaba con el horario que en la pantalla digital nos brinda a cada uno de nosotros ahora, el más común de los celulares.
El reloj de La Nueva, resultó un auxiliar inestimable para quienes, inclinada la cabeza sobre la labor, no podían incurrir en el atrevimiento de levantarse para ir a averiguar la hora. La tenían fresca, a través de esa hoy simpática reliquia que bien vale la pena conservar porque ya es más que centenaria.
Esa esquina, pronto a renovarse con una nueva torre en el centro de San Francisco, fue, hace más de un siglo la sala del Cine "Doliani" donde las películas mudas sorprendían a los espectadores, y luego Tienda "La Nueva", hasta la década de los ´70.
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En una fotografía de la nevada de 1922, y en otra del verano de ese año, conservadas en el Archivo y Museo, vemos claramente el reloj en lo alto de la casa comercial, lo que certifica la antigüedad de ese mecanismo detenido hace más de 40 años, pero que bien valdría el esfuerzo de hacerlo funcionar otra vez, y con su tradicional campana.
Con el cambio de firma, nuevos carteles de grandes dimensiones cubrieron el frente del edificio y taparon el reloj. Y ahora volvió a ser descubierto por personas que se interesaron en su valor tradicional, para que siga funcionando en esa esquina. Ojalá la ciudad no lo pierda. Su permanencia, donde se decida ubicarlo, no retrasaría el progreso, al contrario, pondría valor de tradición a la obra que se construya.