El óvalo de la violencia de barrio Acapulco
Del “¡qué hacen acá!” a una salvaje agresión: el hecho que sacude a un sector de Josefina. Un circuito improvisado de carreras de motos, un encuentro de bochas, 200 personas y policías heridos son solo la punta del iceberg de una escalada superior de violencia sucedida en la localidad de Josefina que otra vez los deja en el centro de la tormenta.
Por Ivana Acosta | LVSJ
Un nuevo pico de violencia tuvo lugar en barrio Acapulco, en la localidad de Josefina, el pasado domingo 11 cuando los policías afectados al Comando Radioeléctrico realizaban un operativo de control de rutina y se encontraron en ese contexto con una de las tantas juntadas clandestinas que no deberían realizarse por la pandemia.
De un lado un encuentro de personas jugando a las bochas, a pocos metros estaban disputando en un óvalo improvisado una carrera de motos y en ese interín al llegar los policías para desalojar el lugar, en una fracción de segundo todo se transformó en un torbellino de violencia, elementos que volaban y después heridos.
De acuerdo a la información que pudo obtener LA VOZ DE SAN JUSTO, no fueron 50 personas las que estaban involucradas en este hecho sino alrededor de 200, por supuesto que no todos se resistieron a la presencia policial varios se habían ido, pero en el tumulto un grupo resistía y decidió hacerlo con violencia.
En frente de ellos había cuatro policías del Comando Radioeléctrico y otros dos de apoyo que están asignados al Destacamento de barrio Acapulco. Los móviles quedaron inutilizables y están en la ciudad de Rafaela, en tanto que los efectivos resultaron con diferentes heridas de consideración.
Móviles del Comando Radioeléctrico inutilizables y efectivos policiales con diferentes heridas de consideración -uno perdió la visión de un ojo- fue el saldo del lamentable acontecimiento.
¿Cómo empezó todo?
Como es habitual desde hace varios meses la Policía realiza patrullajes y en cuanto encuentra reuniones sociales que no están habilitadas deben por disposición normativa desarticularlas.
Con esa realidad se encontraron los policías del Comando Radioeléctrico que llegaron hasta la última calle del barrio la N° 24 en contra del campo (entre 5 y 7) y fue allí que encontraron la masiva aglomeración de personas. Muchos decidieron irse del lugar ni bien los apercibieron los efectivos, un grupo resistió e increparon a los miembros de la fuerza diciendo "¡Qué hacen acá!" y "¡Otra vez ustedes!".
En un abrir y cerrar de ojos las piedras cayeron en los móviles y también - además de los golpes - llegaron a los policías. El saldo fue lamentable dos de los intervinientes terminaron con heridas que por fortuna fueron leves y ya están trabajando nuevamente.
Otros dos de los policías que estuvieron en esa trifulca corrieron menos suerte con la gravedad de las heridas. En primer lugar, Juan Carpio perdió el conocimiento después de ser golpeado a un metro de distancia por un desconocido en plena frente lo cual le ocasionó fracturas en el tabique nasal, por ahora se encuentra con carpeta médica.
En el marco del mismo hecho, el oficial subinspector del Comando Radioeléctrico fronterense, Daniel Capdevila fue de todos el más afectado dado que el estallido de vidrios de una botella en su cara dañó su ojo izquierdo. El impacto fue tal que lo perdió a pesar de los esfuerzos médicos en el Hospital José María Cullen, en la capital santafesina y ahora se recupera en su casa.
No fue el primer hecho
Este no es el primer enfrentamiento violento que se produce en barrio Acapulco, aunque sí es el de mayor gravedad y consecuencias. Con mucha amabilidad Gisel Gómez que ponía su esfuerzo en el merendero Proyecto Esperanza, dijo que "a la noche es un peligro el barrio" pero por ahora está "más tranqui".
Entre sus conclusiones resaltó que en cierta manera el respeto para la autoridad de la Policía se evaporó y "no les hacen caso" a los policías algunos vecinos tanto así que hay personas que ni siquiera se asoman y contrario a lo que se podría pensar los días posteriores a estos enfrentamientos la situación "se pone peor".
El merendero donde daban la cena y la leche a unos 30 pequeños ya no reabrió más por falta de mercadería, unas cuadras más adentro de barrio Acapulco - cerca de donde fue el conflicto el domingo - sigue abierto el otro comedor, con todo lo que ello implica por la inestabilidad de la situación.
"En fondo juegan a las bochas, hacen carreras de motos, dos o tres veces la policía en otros sectores los corrió y no se juntaron más, pero en el fondo no", sostuvo la mujer.
En desventaja
Los oficiales del Comando Radioeléctrico están preparados para que en una situación puedan ser superados en cuanto a número de personas, sin embargo, cuando llegaron a este lugar en calle N° 24 el domingo nada hacía presumir que fuera a terminar siendo tan grave.
De hecho, según la reconstrucción que pudo hacer este diario algunas pocas personas sí se retiraron y ahí empezaron los cruces verbales que terminaron con elementos volando por todos lados.
No es la primera vez que una reunión así se desarma, por lo general las personas entienden. Tampoco asombra que se arrojen piedras a sus móviles pero nunca había llegado a tanto.
Dos móviles rotos y una disminución sustancial de personal obligaron a pedir policías de otras jurisdicciones, por eso ahora hay miembros de la Policía de Acción Táctica y Grupo de Operaciones Tácticas patrullando las calles y así lo harán en los próximos 15 días hasta que se vuelva a la normalidad en el Comando Radioeléctrico fronterense.
La parada ahora está también en la justicia santafesina que deberá esclarecer los entretelones de un episodio que sienta un lamentable y peligroso precedente en este barrio de Josefina.