El libro en tiempos de hipercultura
Bien vale celebrar el Día del Libro, pues, sin importar el formato, son ellos los que seguirán "sacando del pozo" al ser humano. ´
Se celebra hoy el Día Mundial del Libro, efeméride instaurada por la Unesco en homenaje a la fecha en que nacieron o fallecieron grandes escritores universales como Miguel de Cervantes, Garcilaso de la Vega, William Shakespeare y Vladimir Nabokov, entre otros.
Se trata de una jornada en la que se invita a reflexionar sobre la necesidad de mantener vivos los hábitos de lectura en todas las etapas de la vida y, así, mantener vivo el aporte cultural y el legado de los grandes escritores tanto del pasado como del presente.
Desde tiempos inmemoriales los libros tienen la capacidad de entretener, pero fundamentalmente de ser un instrumento cultural que permite el desarrollo intelectual y social del hombre. Con simpleza no exenta de profundidad, el escritor español Fernando Aramburu, en su libro "Las letras entornadas" pone en boca de uno de sus personajes esta característica: "A mí me sacaron del pozo los libros y el estudio del idioma. No tardé en aprender dos cosas: una, a no fiarme de los señoritos revolucionarios que viven como reyes y lavan su mala conciencia disfrazándose, cuando lo pide la ocasión, con monos de trabajo; y dos, que en cualquier modelo de sociedad el hombre sin cultura se lleva siempre la peor parte, si es que se lleva algo".
Los libros formatean la cultura, la moldean, la organizan. Al menos fue así hasta que la revolución tecnológica determinó que la cultura pierda progresivamente su estructura configurada por las letras de molde. La hipertextualidad, el modo cómo hoy se presenta la información, destruyó la idea de la secuencia que constituye la esencia de la estructura de un libro. Este notable avance tecnológico ha sacudido los cimientos culturales y flexibilizado los límites. El tiempo del libro, se afirma, ha dado paso al tiempo del "bit". Entonces, aquel encuadramiento que el libro dio a la cultura se ha modificado: son los enlaces y las conexiones las que organizan el espacio de lo que podría denominarse "hipercultura".
De este modo, ¿qué función cumple el libro en los tiempos del hipertexto? Los ensayos de respuesta abren paso a varios caminos de reflexión, que se enlazan y conectan también. Y parecen coincidir en que los procesos de escritura y lectura exigen el desarrollo de capacidades cognitivas que implican la adquisición de hábitos que van más allá del soporte de un texto o de su formato secuencial o no. Por ello, el libro sobrevive a los intempestivos cambios que la tecnología produce en los modos de acceso a la información y a las prácticas culturales.
En definitiva, bien vale celebrar el Día del Libro, pues, sin importar el formato, son ellos los que seguirán "sacando del pozo" al ser humano. ´