El laberinto que no fue y se reconvirtió para los más chicos
Se trata de la obra que está emplazada en el sector de los juegos de la Plaza Cívica y que en la década del 70 tuvo aspiraciones de convertirse en un laberinto como el de Los Cocos, pero al ser de cemento y con altura los adultos lo usaron como un baño público.
Por Stefanía Musso | LVSJ
Los senderos sinuosos de cemento al lado de los juegos del Centro Cívico no
son lo que alguna vez se planeó. Esa estructura tipo serpentina hecha de
material de 70 terminado de alto con subidas, bajadas, recovecos y escalones
son el resultado de una obra que no tuvo final planificado por el diseñador de
este espacio público tan importante ubicado en el centro de la ciudad.
La idea original era construir un verdadero laberinto de muros altos como el del Parque Recreativo El Descanso Los Cocos, pero éste no sería de ligustros como el serrano sino de material.
Este proyecto que comenzó de la mano de la Cámara Junior de San Francisco en el año 1970, pero mientras la obra iba creciendo en altura fue utilizado por los adultos para hacer sus necesidades en pleno centro de la ciudad. Así, ese sector de la plaza Cívica se estaba convirtiendo en un verdadero "baño público" y daba una postal muy desagradable.
Gracias a la obra del arquitecto Rafael Macchieraldo en menos de seis meses se evitó llegar a mayores y convertirlo en un paseo familiar que todavía hoy es apreciado y usado recreativamente por niños y sus padres.
El puente que conecta parte del laberinto.
"La idea primigenia que tuvieron desde la Cámara Junior de San Francisco
fue la de crear un laberinto inspirado en el de Los Cocos que es una verdadera
genialidad; una obra de estilo inglés que remonta al del Rey Minos en Creta y
famoso por la historia de Teseo y el Minotauro. El problema es que un trabajo
de esa magnitud lleva mucho tiempo y trabajo artesanal para obtener verdaderos
senderos de estructura verde", dijo Rafael Macchieraldo.
Ante la necesidad de acortar los tiempos y lograr el objetivo, el arquitecto "E.O." tuvo la ingeniosa idea de construir el laberinto deseado pero con cemento. "Cuando le encargan el laberinto, lo construyó con bloques de ladrillos de hormigón. El problema fue que cuando llegó a un metro de alto aproximadamente cuando aparecieron los problemas", comentó Macchieraldo
El problema no era de inseguridad o los accidentes. El inconveniente fue que las paredes se convirtieron en una especie de baño público para los hombres. "Cuando alcanzó el metro de altura fue un problema. Al no haber baños públicos en todo el Centro Cívico, los hombres comenzaron a usarlo con tal fin", comentó el arquitecto.
Un lugar para la familia
Con la situación que aquejaba el centro, "El arquitecto encargado de la obra llegó a demarcar todo el laberinto pero el proyecto original se detuvo por completo.
Tras ese parate, Macchieraldo tomó las riendas del mismo para reinventarlo y lograr así un espacio familiar y no desagradable como lo que se estaba convirtiendo. Según el entrevistado, "me preguntaron qué podía hacer con esas bases de cimiento, ya que era una importante inversión y no dudé un minuto en hacerlo".
En la plaza se ubica un sector para que los adultos disfruten de la tarde mientras cuiden a los chicos.
Al experto se le ocurrió hacer una especie de ondas para que los niños puedan jugar sobre ellos mientras son acompañados por sus madres. La curiosidad está puesta en que el puente que todos observamos en los juegos, es parte del recorrido. "Ese puente permite conectar parte del laberinto. La circulación del mismo tiene partes abiertas y otras cerradas, pero más bajo de lo que se pensó alguna vez", contó.
Cercano a este juego y parte de las obras que se habían hecho; Macchieraldo construyó una especie de "mini" anfiteatro también un círculo para que madres y niños disfrutaran de la jornada y lo más curioso, un reloj solar para alertar de la hora a los adultos que construyó y donó la Ipet N°50 "Ingeniero Emilio F. Olmos" que lamentablemente fue sustraído y el pilar retirado.
"Como no había árboles, el reloj funcionaba sin pilas y las madres podían ver el horario para volver a sus hogares. La calesita, que deambuló de un lado para el otro, encontró al lado del laberinto su lugar y se armó así una plaza de juegos".
El Centro Cívico y sus plazoletas
La obra llevó seis meses durante los años 70.
De acuerdo a información aportada por el arquitecto Macchieraldo, entre 1968 y 1970, el Centro Cívico tuvo importantes obras que se dieron gracias al aporte de las instituciones de la ciudad. "Los tres clubes de servicio como el Rotary Club, Club de Leones y Cámara Junior de San Francisco hicieron su aporte", explicó profesional.
En el Centro Cívico se construyeron tres plazoletas. La primera de todas, se hizo en el año 1968 y corresponde al Rotary Club de San Francisco y está ubicada sobre bulevar 25 de Mayo al pie del reloj y recibió el nombre de "Plaza de la Amistad".
Al año siguiente, el 20 de junio de 1969 se hizo la plazoleta Libertad donada por el Club de Leones; aquí es importante acotar que en esos tiempos se desarrolló el Rincón Español -espacio que hoy está siendo renovado por completo por la Municipalidad de San Francisco, siendo una obra de mejoramiento que implicará 6 millones de pesos -
En 1970, la Cámara Junior de San Francisco creó la plaza infantil con juegos sobre bulevar 9 de Julio de unos 40 metros de ancho por otros 70 metros de largo.
Doce años después fue el turno de la Plaza Italia, cerca de los bancos sobre el Centro Cívico. Juegos, monumentos, laberintos. El corazón de la ciudad es un espacio para disfrutar y redescubrir.