El difícil momento de la Biblioteca Popular
Atraviesa una instancia difícil y no puede ser abandonada a su suerte. La comunidad toda, tanto desde el Estado como de las instituciones intermedias, debe contribuir para que no desaparezca una entidad señera, que defiende y custodia el patrimonio cultural en nuestra ciudad.
En un video que ha tenido amplia repercusión en la ciudad, integrantes de la actual comisión directiva de la Biblioteca Popular advierten sobre la posibilidad cierta de que el edificio que alberga a este centro cultural vaya a remate como consecuencia de un juicio laboral. En esas mismas imágenes se apela a la comunidad para que sostenga el apoyo a la institución y así evitar las derivaciones de la situación que podría culminar con el cierre de la biblioteca.
No es la primera vez que se viven tiempos de incertidumbre en los más de 90 años de vida de la Biblioteca Popular. Varios fueron los momentos en los que corrió peligro la vida de la entidad, producto de decisiones desacertadas de sus directivos en algunos casos, así como también por el deterioro cultural y el impacto de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
"El 26 de febrero es la fecha del juicio laboral en contra de la biblioteca popular por casi un millón de pesos. Desde 2010, esta comisión viene resolviendo muchos problemas financieros y estructurales del lugar pero este nos excede", precisó el vocal de la institución Enrique Pistone, quien convocó a toda la sociedad y a los estados nacional, provincial y municipal a "dar una mano" para encontrar una salida. En este marco, habrá una asamblea extraordinaria para informar sobre los detalles del problema y analizar posibles vías de solución.
Más allá de las vicisitudes propias de un conflicto en el que la Justicia debe dar su palabra, el apoyo al, quizás, más prestigioso centro cultural de la historia de la ciudad no puede demorarse. Porque más allá del proceso judicial cuya sentencia está próxima, es dramático para cualquier comunidad que se pierda una biblioteca popular. Mucho más si tiene una trayectoria de casi un siglo de construcción de cultura y prestigio probado en la divulgación del conocimiento.
En tiempos acelerados que no permiten la reflexión, conviene recordar que el fenómeno de las bibliotecas populares tuvo en la Argentina características singulares. Fueron creadas en 1870, durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, a través de la Ley N° 419 que creaba la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares. Se afirma que Sarmiento se inspiró en los Clubes de Lectores, ideados por Benjamín Franklin en 1727 en la ciudad de Filadelfia, y en las experiencias estadounidenses de creación de bibliotecas en las zonas rurales y en las ciudades.
Pocos años más tarde se instalaba uno de estos centros en aquel San Francisco que abonaba su crecimiento con la divulgación del conocimiento y la cultura que los libros -en todos los tiempos- siempre aportaron. El mismo que ahora vive una instancia difícil y que, por su trascendencia, no puede ser abandonado a su suerte. Habrá que deslindar responsabilidades, establecer prioridades y atenerse a los dictados del fallo judicial sea éste favorable o no. Pero esto no quita que la comunidad toda, tanto desde el Estado como de las instituciones intermedias, deba contribuir -no solo desde el costado económico-, para que no desaparezca una entidad señera, que defiende y custodia el patrimonio cultural en nuestra ciudad.