El difícil duelo de quienes pierden familiares por covid
Los fallecimientos de las personas afectadas por el virus se producen en soledad, sin acompañamiento, ni posibilidad de despedida. Detrás de las cifras hay una persona, una historia y una familia que sufre y no entiende ni termina de asimilar el fuerte impacto de la pérdida.
Por Isabel Fernández|LVSJ
La pérdida de un ser querido necesita ser compartida, sostenida por abrazos, palabras de consuelo y silencios respetuosos lo que hace que no nos sintamos solos ante el dolor.
Pero esa experiencia se vuelve aún más dura cuando el familiar se fue por coronavirus. Es una situación inédita que cambió muchas cosas: los fallecimientos de las personas afectadas por el virus se producen en soledad, sin acompañamiento, ni posibilidad de despedida.
San Francisco vive una situación delicada por la pandemia de covid, los casos aumentan y en los últimos días se produjeron varias muertes.
Detrás de las cifras hay una persona, una historia y una familia que sufre y no entiende ni termina de asimilar el fuerte impacto de la pérdida. Generalmente los familiares de los fallecidos estuvieron aislados mientras su ser querido estuvo internado, con pocas o casi ninguna posibilidad de comunicación.
Sumado a esto, en el doloroso momento de la partida, no pueden acompañarlos, ni realizar el velatorio como antes y recibir el consuelo y la cercanía de los amigos. No se puede tocar ni abrazar a cualquier persona, incluidos a quienes mueren por covid y nadie puede despedirse como quisiera, lo que causa un dolor aún más profundo.
¿Cómo afrontar este duelo?. "Nada, absolutamente nada alcanza, ni una palabra escrita o hablada para soportar y entender tanto dolor ante la pérdida de familiares por covid", aseguró la licenciada en Psicología, María Fernanda Piatti (MP-2943) del Hospital "J. B. Iturraspe"
Asimismo dijo que aunque la situación es diferente y mucho más dolorosa , es importante que los familiares encuentren alguna forma de despedida, de poder elaborar un duelo frente a la pérdida. "Esto tiene que ver con los rituales que cada familia elige hacer, sabemos que es totalmente diferente pero tiene que haber un ritual dependiendo de cada creencia. Se puede ofrecer una misa, llegarse hasta el cementerio con los protocolos correspondientes, pero ubicarlo materialmente en un lugar para que haya algún tipo de cierre".
Recomendó a todos "acompañarnos en nuestro dolor, sin buscar explicación, ni consuelo. Respetar los tiempos psicológicos del dolor que nos aborda, ser fuertes es llamar las cosas por su nombre".
Un impacto muy grande
El impacto de la muerte provoca un shock tan grande que se niega. La psicóloga recordó que cuando se produce la partida "generalmente la familia está en aislamiento, o terminándolo, entonces todo se ve desvirtuado, la forma de vida, la posibilidad de acompañar a su ser querido y el ritual habitual que en nuestra cultura se realiza como es la despedida con amigos y el velorio, que ahora se da de otra manera, a distancia".
Agregó que también es de manera virtual la contención de los familiares por parte de sus allegados. "Es diferente la forma en que expresamos los sentimientos y las emociones en estas circunstancias".
"En ese tiempo la familia seguramente debe sentir que no entiende nada el estado de shock dura un tiempo determinado porque todo se desacomoda y se desorganiza, donde ya de por sí naturalmente viene todo distinto a lo que habitualmente se hacía, porque con la pandemia todos adquirimos hábitos diferentes, los chicos no van a la escuela, los trabajos se hacen de distinta manera con horarios reducidos o a distancia. Si a eso le sumamos el hecho de que los integrantes de la familia se enferman y fallecen por covid se genera un efecto peor y totalmente impactante", recordó la profesional.
"Esos sentimientos se repiten mucho en la mente durante un tiempo importante -dijo-, hay gente que requiere terapia un espacio que implica poder hablar de lo que les está pasando".
Respetar el duelo
Piatti aseguró que lleva mucho tiempo atravesar el duelo y es "muy importante transitarlo en los tiempos necesarios respetando los sentimientos que genera, permitirse sentir angustia, llorar cuando uno realmente lo sienta y pasar por los diferentes estados: bronca, desesperación, hablar de lo que siente tantas veces sea necesario y no interpretar que ser fuertes es evitar hablar, llorar o enfrentar la situación".
"Cuando no se puede poner en palabras lo que se siente por la pérdida del ser querido puede existir una forma diferente de manifestarlo que es la somatización, es decir poner en el cuerpo las emociones y sentimientos, es una forma diferente de hacer el duelo. Hay que recordar que el dolor es siempre por la pérdida del ser real que no existe más físicamente pero que sí existe en forma ideal porque está presente en el interior de cada uno", añadió.
Trabajar las culpas
El sentimiento de culpa es algo natural, no solo en el hecho de que la persona fallezca por esta enfermedad, dijo la psicóloga. "Naturalmente uno se hace muchas preguntas cuando alguien querido fallece, la mente para tratar de entender la no existencia del otro, va y viene haciéndose muchas preguntas y desde ahí puede llegar a existir un sentimiento de culpa que debe ser trabajado y que es natural que se tenga, porque le buscamos una explicación que científicamente la puede tener, pero la muerte en sí misma no la tiene en ninguno de los casos. Como necesitamos tener certezas nos hacemos miles de preguntas que originan sentimientos desagradables".
Agregó que esto se da "según la edad que se viva, porque parece ser que si el paciente es mayor y tiene patología asociada entonces se justifica y se entiende que haya fallecido ya sea por covid u otra cosa. Pero si es joven y no tiene patologías, entonces no se entiende".
Los sentimientos ante la enfermedad
La psicóloga afirmó que cuando llega el diagnóstico comienza un proceso ante lo desconocido en los enfermos. "Algunos tienen mucho miedo anticipado, otros lo transitan de manera natural. Están aquellos que tienen muchos síntomas, también están los internados. En esa situación aparecen más miedos que son abordados psicológicamente por los profesionales del servicio según la demanda del paciente".
"Si la persona puede salir de esta situación, fue algo más de la vida que ha pasado, pero en caso de que el desenlace lamentablemente sea la muerte por covid donde el tratamiento que se le ofrece al cuerpo es totalmente distinta según nuestras costumbres, ahí aparece una situación diferente", afirmó.
El impacto emocional de la enfermedad y la muerte por covid se puede llegar a evaluar con el tiempo, analizó la psicóloga. "Actualmente nos vamos adaptando de acuerdo a las circunstancias, estamos atravesados por la emergencia, pero el impacto psicológico seguramente se verá en estudios que se puedan hacer posteriormente".
La profesional recordó que esta crisis "nos afecta a todos, todos estamos involucrados y aún así sigue siendo la enfermedad y la muerte del otro. Si bien estamos en épocas de pandemia y sabemos que el virus está instalado desde hace mucho tiempo en el mundo, en nuestra ciudad y la zona, aún así la mente sana sigue negando la muerte. Entonces, el coronavirus lo tienen los demás y la muerte por el virus es lejana".
El personal de salud, el otro que también siente
Los agentes de salud también son parte de la sociedad y del mismo modo se encuentran afectado, amenazados por la llegada de la pandemia y lo inesperado de todos sus efectos. También tienen miedos , angustias , temores y reacciones defensivas ante la idea de la muerte de pacientes, familiares o la propia.
"Este es un hecho intenso por donde se lo mire -aseguró Piatti-. Por eso recurrimos a las herramientas que vamos improvisando a medida que se nos presentan las situaciones".
"Frente a esto sentimos una vulnerabilidad profunda"
En este proceso de duelo, lo espiritual es fundamental, sea cual sea la creencia de la familia. El sacerdote y capellán del Hospital "J. B. Iturraspe", Mario Ludueña aseguró que ante las muertes por covid "estamos frente a algo que estamos aprendiendo en el camino como llevarlo y entenderlo. Ante la situación sentimos una vulnerabilidad profunda, porque no somos dioses y también vemos como el corazón puede abrirse a este llamado profundo en el hombre como es la fe".
Comentó que los sacerdotes se comunican con los familiares y les ofrecen un acompañamiento espiritual que también se viene dando en la oración que se realiza en las distintas parroquias. "Se pide por los enfermos de covid, los fallecidos por el virus y sus familiares. Es una forma de acompañar porque la comunidad toma conciencia y acerca su corazón a quienes lo padecen".
El capellán afirmó que es muy difícil llegar al enfermo que está aislado y que es el personal de salud el que lleva las oraciones al pie de su cama. "Tenemos que destacar esa entrega del personal de salud porque contemplan el aspecto espiritual que en un momento dramático sale con mucha fuerza, el volver la mirada a Dios se da mucho en estas situaciones".
"Tratamos de lograr una mayor conexión con los familiares, a veces podemos hacerlo pero otras no es tan fácil. Se busca la mayor cercanía dentro de lo que esta realidad amerita, dentro de la distancia se busca una cercanía", dijo.
El padre Ludueña aseguró que la emergencia "cambió todo, antes nos dirigíamos a las salas velatorias donde se hacía la oración, se conversaba con la familia del fallecido se les ofrecía si después querían volver a charlar. Pero en este caso estamos muy restringidos por la gravedad que tiene la situación que vivimos entonces ponemos todos los medios que tenemos a nuestro alcance para llegar lo más cerca posible, ya sea por videollamada, mensajes o llamada por teléfono".
Por otro lado recordó que el personal de salud "también necesita asistencia espiritual porque afronta un momento durísimo ya que luchan por salvar a los enfermos pero después sufren la pérdida. Esto muestra algo fundamental que no hay por qué separar la ciencia y la fe y el hombre que lo vive es el mismo, tanto el que está enfermo como el médico o la enfermera que atiende. La labor del personal de salud que está cercando es loable porque son los más cercanos a contagiarse y después tener que volver a su hogar".
"El covid pica cada vez más cerca -dijo el sacerdote-, es desafiante y nos ha dejado indefensos, vulnerables".
Finalmente recordó que la pandemia "va para largo y nos deja como aprendizaje la responsabilidad personal y social que hay en cada uno, si me cuido, cuido al otro; también cuestiones prácticas que son los cuidados con el uso del barbijo y todas las medidas de bioseguridad; y además un profundo sentido de solidaridad humana, porque ahora nos afecta a todos".
Cuando no pudimos decir adiós
· Por Gabriel Francucci pastor del Centro Cristiano Lazos de Amor
La Biblia nos relata, instantes posteriores a la muerte de un ser querido: "Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto... Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré."
Hoy como nunca antes debemos enfrentar a la muerte, como nunca la antesala de una enfermedad latente anticipa la separación. Muchas veces, la estadística habla de recuperación, de regresar a casa. Pero quién puede explicar cuando estamos en la otra cara de la estadística y no hay regreso, no hay despedida, no tuvimos la oportunidad de decirnos ¡adiós!, ¡hasta pronto!, ¡te amo!... Solo se lo llevaron, no sé dónde está, no puedo verlo, esta tan solo como yo acá. Entonces alguien me pregunta: ¿por qué lloras?. No hay pregunta más movilizadora que ésta, en momentos que no lo pude ver y no lo veré más. Más provocador aún, es cuando nos preguntan: ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?. Busco al que se llevaron, a mi ser amado, nos resistimos a aceptar que se fue y no volveremos a estar juntos sentados a la mesa. Parado frente a un féretro cerrado, llorando y desgarrando mi interior que debe aceptar una realidad inesperada, me dicen que ahí dentro esta mi ser amado, un pedazo de mí, florecen en mi mente recuerdos, palabras no dichas, momentos no vividos, ahora ¿cómo sigo?. Por eso lloro, porque no lo pude ver, porque no pudimos decirnos adiós. Una escena desgarradora, ¿qué le digo?, ¿cómo puedo ayudar? Estas son las preguntas que siempre un familiar o un amigo elabora porque quiere ayudar, quiere que no duela tanto. Debemos dar consuelo, no palabras. Debemos dar ánimo, sin exigir ni demandar. Debemos sostener, abrazar, escuchar, hacer silencio y rogar. Rogar a Dios, que sea Él quién de fuerzas, consuelo y ánimo. No hay palabras, solo permanecer al lado del dolido, ser un abrazo, un apoyo, un oído para escuchar. La pregunta más difícil se la lleva Dios, ¿Por qué a mí?, ¿Por qué a él? No somos Dios para responder, pero su esencia está en nosotros, el amor, la misericordia, la empatía. Debemos estar al lado del dolido, con la expectativa de fe y felicidad de un reencuentro en la eternidad. La Biblia dice, Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. De esta manera, he tratado de explicar cómo, quienes tenemos nuestra fe en Jesucristo, accionamos ante situaciones de dolor y angustia por la pérdida y separación de un ser querido. Tal vez no pudimos decir adiós porque sabemos que es un "hasta pronto".