El desafío de combatir el narcotráfico
Los recientes hechos de violencia producidos en México ponen de manifiesto la necesidad de luchar con todas las de la ley para evitar que los grupos narcos se instalen en nuestro país.
Uno de los aspectos reconocidos de la actual gestión del gobierno nacional ha sido la decisión de combatir con la ley al narcotráfico, cuyos carteles amenazaban -aún hoy lo hacen- con asentarse en algunas regiones del país para hacer florecer el maldito negocio de las drogas y hacerse fuertes en el control de determinados territorios.
Si bien se ha avanzado en este aspecto, lejos está de concretarse la derrota de estos grupos de criminales que no dudan en sembrar muerte, terror, corrupción y destrucción con tal de garantizarse impunidad. Por eso, llamó la atención que en la campaña electoral no fuese un tema central la lucha contra los carteles de la droga. Más aún: en medio de la refriega proselitista reciente un episodio ocurrido en México dejó al desnudo la impotencia del Estado para imponer la ley.
Las crónicas provenientes de la ciudad de Culiacán, en el estado de Sinaloa del país azteca son demostración del horror, la violencia y la calamidad que siempre traen los narcos. Pero también de la incompetencia e incapacidad de la autoridad para ponerle coto. "Los padres abrazaban a sus hijos tras las puertas cerradas de las guarderías, mientras los disparos resonaban en las calles. Hombres con rifles Kalashnikov y camiones incendiados bloquearon las principales carreteras y los accesos al aeropuerto. Cincuenta y un reclusos, entre ellos asesinos y secuestradores, se fugaron de la cárcel. Para evitar mayor derramamiento de sangre, el gobierno mexicano ordenó la liberación de Ovidio Guzmán López -hijo del narcotraficante encarcelado Joaquín Guzmán, conocido como "el Chapo"-, quien había sido imputado en Estados Unidos por narcotráfico y capturado por las fuerzas gubernamentales de México. Hombres armados del cártel habían tomado las calles en respuesta al arresto de Guzmán". El relato de los sucesos del pasado 17 de octubre evidencia que las mafias controlan esa región mexicana.
La decisión de liberar a quien heredó hoy la conducción de uno de los más sangrientos grupos criminales del narcotráfico se intentó explicar desde la necesidad de preservar la vida de millones de mexicanos inocentes. Sin embargo, se puso de manifiesto la certeza de que los carteles solo tienen que apelar a la violencia para obtener fáciles reivindicaciones. La falta de estrategias militares y de seguridad que brinden protección básica a la ciudadanía mientras se combate la violencia narco es otro elemento que favorece la impunidad con la que se mueven estos mercaderes de la muerte.
Lo que sucede en algunas regiones de México es consecuencia del abandono del Estado. Una desidia que lleva décadas y que ahora no encuentra antídotos para detener a los carteles de la droga. Ante el nuevo proceso político que se iniciará en la Argentina en diciembre, asoma la preocupación por cómo encararán las nuevas autoridades este combate. Es decir, si mantendrán la decidida postura de imponer la ley y proteger a la población o si el narcotráfico podrá echar raíces en algunos puntos de la Argentina, con las dramáticas consecuencias que ello implica.