Dos almaceneros de San Cayetano “compiten” por los robos
Realdo Acosta y Nahuel Sánchez viven sobre calle Guatemala al 100. Sus comercios están cruzando la misma calle, una "fija" para los delincuentes. La droga y falta de vigilancia son dos factores que ambos resaltan como determinantes para que "los pibes salgan a robar".
Nahuel Sanchez y Realdo Acosta están uno frente al otro en calle Guatemala al 100, en barrio San Cayetano, donde tienen sus comercios. Ambos tienen un triste récord de robos en los locales que llevan adelante donde con armas y a golpes se enfrentaron con delincuentes que les llevaron las recaudaciones.
"Acá el problema es la droga en el barrio porque no van a venir de la otra punta de la ciudad a robar", sentenció Nahuel. Del otro lado de la reja que colocó, Realdo dijo que después que lo apuntaron con un revólver puso en duda seguir con el negocio, pero "algo adentro" lo impulsó a no bajar la persiana.
A los dos les robaron un promedio de cinco veces. Utilizaron distintas alternativas, pero en todas se llevaron dinero o mercadería. Los robos no cesan y ellos tienen que seguir abriendo las puertas.
Seis veces en un año
Para Realdo, el último intento de robo ocurrió hace cuatro días, cuando dos personas intentaron forzar la cerradura de la puerta de su negocio. "Robar lo hicieron al menos seis veces, y yo hace un año que tengo el almacén", explicó con resignación.
Algunas veces aprovecharon un pequeño resquicio en la ventana, otras aprovechaban que iba a buscar mercadería. Pero la peor experiencia la tuvo un domingo por la mañana. "Entraron dos hombres, uno con un cuchillo y el otro, con un arma. Me pidieron todo, uno incluso dio la vuelta y me apuntó", recordó con tristeza en los ojos.
El hombre pensó que podría cerrar y optar por buscar otro trabajo, pero "después del susto", eligió seguir.
Realdo es un vecino de voz pausada, que trata de arreglar todo mediante la palabra y fue así que evitó en una ocasión que un delincuente siguiera adelante con su plan.
"Este muchacho había entrado y me pidió varias cosas. Al final cuando le buscaba un paquete de cigarrillos sacó un revólver. Eso fue cuando recién abría y le dije 'me cortás las piernas si me robás'", relató.
Y continuó: "Se bajó la capucha - porque estaba tapado - me dio la mano, me abrazó y dijo que dejaba todo y solo volvería cuando lo pudiera pagar. Ahí entendí que pude manejarlo, le pedí que no lo hiciera más con nadie y nunca más lo vi".
En el negocio de Nahuel no alcanzan ni las cámaras de vigilancia o las alarmas, cuando cierra la persiana siempre "andan los chicos buscando qué robar"
Esperan respuestas
Nahuel hizo su negocio a base del esfuerzo en barrio San Cayetano. Ahí fue donde se crió, siguiendo también la tradición de otros familiares que fueron comerciantes.
"Nunca le niego mercadería a nadie, acá muchos vienen y piden y siempre les damos algo. Cada vez que me robaron buscaban plata y tuvimos suerte de que ya estaba cerrado", aclaró sobre "lo positivo" dentro de la situación.
Solo una vez, refirió que su pareja estaba atendiendo a la siesta "cuando recién abrían el negocio" y "entraron", pero después siempre fue de noche. A medida que sucedían los robos, Nahuel agregaba métodos de seguridad. "Yo tengo alarma, cámaras de vigilancia. Le di los videos a la Policía, pero, sin embargo, acá estoy, sigo esperando porque no hubo ninguna noticia", lamentó.
El comerciante dijo a LA VOZ DE SAN JUSTO que "no existe mucha presencia policial" y agregó: "Acá el problema es la droga, están perdidos. Vienen por la plata. Acá no tienen más respeto, no es como antes porque yo me crié acá y antes no era así".
Realdo estuvo a punto de cerrar cuando dos delincuentes con un revólver y un cuchillo se llevaron la caja donde tenía lo recaudado.
Los robos no son al azar subrayó Sanchez: "El último fue 45 minutos después que cerramos, aprovecharon el hueco del aire acondicionado. A veces yo vengo a la madrugada a dar una vuelta pero siempre pido que no los encuentre, aunque sí veo que siempre hay bandas de chicos jóvenes dando vueltas por la calle a las 3 de la mañana".
Si en algo coinciden Nahuel y Realdo es que "ninguno se va a desgraciar por evitar un robo", pero resaltan la necesidad de mayor vigilancia "porque los pibes están en la calle esperando ver qué sacar".
En barrio San Cayetano los almacenes cierran más temprano, atienden por algún hueco apenas baja el sol, todo, para poder seguir trabajando.