Disquerías, esos refugios de la música que persisten con el paso de los años
En San Francisco sólo dos negocios se mantienen en el rubro.
El mercado de las disquerías tuvo que aggiornarse a los nuevos tiempos, tal es así que hoy en San Francisco sólo dos negocios se mantienen: Tokoa y El Milenio. Lejos quedaron los años en que la lapicera tenía otra función además de escribir, la de hacer girar la cinta de los cassettes; no ocurre lo mismo, sin embargo, y agraciadamente vale decir, con los vinilos, cuyo esplendor ha revivido desde hace algunos años y es una opción más a los Cd y los nuevos dispositivos tecnológicos.
Disquería Tokoa cumplirá 37 años el 1ª de julio, y es Susana Mondino quien está detrás del mostrador y recuerda: "Cuando nosotros comenzamos estaba instalado Burmeister Lamberghini y estaba Disquería Onda, aquí mismo, hasta que nosotros adquirimos el lugar y ellos se trasladaron. Después, con el tiempo, se instalaron muchas disquerías en la ciudad, hasta que fuimos quedando Onda y nosotros. Luego apareció El Milenio. Y con el transcurrir del tiempo quedamos solamente dos".
Cuando Susana comenzó en el rubro se vendían casettes y vinilos, "el movimiento era muy bueno, ¡la década del '80 es incomparable! En ese momento hasta la ciudad evolucionaba; después vino un estancamiento".
Un rotundo cambio generarían los discos compactos, que aparecen con fuerza en el mercado a lo largo de los '90, "y hacen una explosión" -dice Susana-, "eran económicos y estaban acordes a los avances tecnológicos".
"La etapa del CD fue buena y lo sigue siendo, más allá de la aparición del pendrive (u otros dispositivos similares). Acá viene desde el chiquitito que busca su disco infantil hasta algún mayor que pide música de los '50, incluso", añade Susana.
"La suerte de estar en un lugar estratégico"
Parte de la razón de permanencia del negocio, según Susana, radica en la ubicación. "Trabajamos mucho con gente de la ciudad y también de la zona, tengo la suerte de estar en un lugar estratégico". Asimismo, incide en su popularidad ser un punto de venta de entradas para eventos como el Cosquín rock o, en su momento, los bailes de Bomberos. "Las bandas de rock locales traen sus discos y los publicitan por redes sociales, eso también ayuda", admite.
Que el vinilo ha vuelto no es novedad, no obstante Susana advierte que "se consume mucho en algunos centros pero acá en la ciudad todavía es cosa de fanáticos". Su precio sin dudas influye. Ante ello, Susana los trae por pedidos.
Incorporar nuevos productos es parte del aggiornamiento necesario, como la venta de películas, que en el caso de Tokoa se restringe sólo a filmes animados para niños.
"Aprendimos a saber cuáles son los meses más pobres"
Respecto a la situación actual del negocio, Susana manifiesta que es "buena" en relación al marco socioeconómico que se vive en el país.
"Con los años aprendimos a saber cuáles son los meses más pobres. Enero y febrero son buenos porque hay gente que se va de vacaciones y se lleva su disco para escuchar. En marzo no tanto, porque comienzan las clases y los que regresaron de las vacaciones deben pagar el plástico. En abril cae y mayo es el mes más bajo. Sucede porque las últimas salidas de discos fueron en noviembre y diciembre. Y en junio comienza a subir porque empiezan a salir al mercado nuevos materiales, de artistas de cierta importancia. Julio es un buen mes por el aguinaldo y de agosto hay baja hasta noviembre, y se realza en diciembre con la nueva aparición de discos".
"Igual, la gente necesita música para sobrellevar sus días. Hace muchos años que peleo acá y pienso que voy a estar más tiempo", dice Susana por último.
La influencia de Internet
En cercanías al camino interprovincial se encuentra El Milenio, que abrió sus puertas en el año 2000. "Agarramos un período, el último, del casette" rememora Diego Angiolini. Y claro, sí, para entonces el cd ya estaba en el mercado.
"Desde un primer momento apuntamos a todos los géneros musicales, el cliente que asiste a nuestro local queda sorprendido por la variedad de géneros", afirma Diego.
En relación a los nuevos tiempos, "los usos variaron por Internet (con los sitios de descarga de música o aplicaciones como Spotify, entre otros) y por dispositivos como los pendrive y las tarjetas de memoria", precisa Diego y agrega: "De a poquito fueron boicoteando un poco al Cd, pero la verdad es que siempre está aquel que no te cambia una costumbre. Además, por calidad, no es lo mismo escuchar un cd en un buen equipo de música que en un reproductor de archivos comprimidos, los cuales pierden calidad y fidelidad".
Vinilos de discos inmortales
En un stand del local se pueden ver vinilos de Soda Stereo, The Beatles, Pink Floyd o Iron Maiden. "Hará dos años que empezamos a traer estos materiales. Si bien es un producto con una calidad de audio excelente, superior, no tenemos un gran stock por sus costos elevados", indica Diego. Por ello, al igual que en el caso anterior, El Milenio trabaja a pedido con los vinilos.
Más allá de cualquier variación tecnológica que en algún momento las haya hecho titubear, dados los testimonios recogidos, se puede aventurar que las disquerías seguirán de pie.
"Siempre tratamos de seguir creciendo, uno se puede asustar y quedarse ahí o siempre apostar a más, en el negocio se pueden ver productos de electrónica, parlantes, auriculares, algunos accesorios de computación. Siempre buscamos alternativas para no tener un año malo".
"Aunque hoy la realidad está dura para todos tratamos de no quedarnos y que el negocio siga creciendo", señala Diego, convencido.