Del Mitre nadie se va por atrás
La murga ya no se junta como antes pero su espíritu vive entre paredes deterioradas. Alberto Orellano, impulsor de "La Estación" y entidades sociales salieron al rescate de uno de los 5 últimos edificios con estilo arquitectónico único que quedan en el país.
La manivela del mástil en el frente de la ex estación del ferrocarril Mitre y casi no corre. Hace ruido y el óxido la corroe. Al costado donde antes los pasajeros esperaban el tren hoy hay un hombre levantando tejas rotas y reponiéndolas por otras nuevas.
Martín tiene un lavadero con poca clientela que trabaja en el predio y vive en uno de los sectores de la estación. Tiene cinco hijos que quedaron a su cargo porque su esposa lucha contra el cáncer de mama en Misiones donde hace el tratamiento.
La fuerte tormenta de diciembre pasado causó importantes daños en la estructura y sus techos.
En la otra esquina (la izquierda como quien mira hacia la Escuela Hipólito Yrigoyen) está Alberto Orellano, impulsor de la "Murga que llegó de comprar clavos y está presto a ponerse manos a la obra. En una semana nada más "ya lograron cambiar un gran sector de las tejas destruidas".
El "flaco" lo dice señalando al techo donde trabajaban con la murga y del cual tuvieron que dejar después del desastre que hizo el temporal, el cual si ya había deterioro antes lo empeoró significativamente hace 10 meses.
"Ya no se podían juntar" porque el lugar "seguía siendo hermoso pero estaba lleno de agua" y aunque el césped estuviera corto las estructuras crujían. No tanto por las paredes sino por las tejas que saltaron una y otra vez con el viento de diciembre.
Solo hay cinco edificios de trenes con este
estilo arquitectónico y el Mitre es el único en desuso.
La tristeza invadió a todos en la murga y anduvieron convirtiéndola en alegría por distintos carnavales de la región. Pero el tiempo pasó, llegó el invierno y la desazón volvió a aparecer. Entonces entendieron que así como había otras entidades que lograron salir adelante por sus medios ellos también lo podían hacer.
La estación Mitre
resiste al viento y al abandono
Una red de colaboradores
No solo ayer sino desde hace tiempo a la gente que integra esta murga (un poco "perdida" ahora porque no tienen un lugar fijo donde practicar) la están ayudando instituciones amigas. Las manos cooperativistas llegan desde Somos Viento, la Red Cultura Viva del Este, la agrupación 17/10 yPro Riel.
Las tejas las puso Alberto porque las tenía en su casa, hay donantes que prefieren no salir pero sí acercarse que llevan pintura para darle vida a este espacio. Todos saben que las decisiones no dependen de ellos, pero tampoco pueden ver este patrimonio histórico de la ciudad venirse abajo sin hacer nada por evitarlo.
Se construyó en 1888 y el tren pasó oficialmente desde 1891.
"Ya sé que no vamos a salvar la estación pero vamos a evitar que se caiga todo - dijo a LA VOZ DE SAN JUSTO Orellano -. No nos queremos ir escapando sino resistir mientras podamos".
La iniciativa de Alberto Orellano y entidades "amigas" pretenden conservar lo más que se pueda la ex estación del ferrocarril Mitre
Lo primero que van a hacer será arreglar el andén, las canaletas para que el agua de lluvia pase como en los viejos tiempos. Ya recompusieron una vieja tapa de agua que se había roto. Las ventanas volvieron a tener color y en el techo las tejas intercalan colores más claros y oscuros por el cambio.
El cartel que dice "San Francisco" también va a cambiar para tener vida de nuevo. Lo mismo que las lámparas que tendrán un nuevo brío para que no parezca un montón de chapa y óxido. En tanto que todo aquello que los supere quedará a la buena de quien deba hacerse cargo.
Es el edificio más antiguo de San Francisco, que se mantiene en pie en su estado original.
Los invisibles
Hace tiempo que Martín vive en la estación, "como 10 años" cuando llegó con su familia ahí a vivir ya que no tenían otra cosa. El señor que antes estuvo falleció y el heredó de alguna manera ese espacio cuando entró.
La murga ya no se junta como antes pero su espíritu vive entre paredes deterioradas.
El temporal del mes de diciembre del año pasado destruyó mucho en ese espacio. Los árboles grandes característicos del lugar desaparecieron y hoy no son más que raíces gigantescas que salen a la superficie como géiseres. Ahí se fue también el pequeño galpón que este joven padre de familia de 42 años tenía para lavar.
Ahora lo rearmó pero nada es lo mismo que antes. Y da la sensación de que en ese lugar todo es así. Pero ahí aparece el empuje de nuevo para que "las paredes de 30 (cm)" no se deterioren más y al menos un poco la estación recupere el brillo cultural que supo tener después que las vías se cerraran al paso del tren.
La murga La Estación y otras entidades sociales salieron a su rescate
Los ingleses - que diseñaron toda la traza de ferrocarriles en el país y que lo trajeron hasta acá en el siglo XIX sabían lo que hacían como si se hubieran anticipado al temporal, a la desinversión y solo por eso y las manos de Alberto y sus amigos es que el edificio cuya fecha de construcción es 1891 sigue en pie.
A Martín no le sale un trabajo. No tiene donde ir, ni le pide a nadie nada. Se refugia en la estación como lo hizo la murga hace un tiempo. La ocupa sí pero al fin y al cabo solo gente como él, Alberto y los que "están siempre en las malas sin necesidad de hacerlo" son los que mantienen el predio.
La estación Mitre
resiste al viento y al abandono