Cierra un tradicional bar de la ciudad
Club Zen, un clásico de la esquina de Iturraspe y Perú, baja definitivamente la persiana, al no poder recuperarse del golpe que significó la pandemia.
Luego de casi tres meses sin poder abrir y atender al público, el resto bar Club Zen, un tradicional local gastronómico que hace 19 años abrió sus puertas en la esquina de calles Iturraspe y Perú en nuestra ciudad, baja definitivamente la persona al no poder reponerse l duro golpe que significó la pandemia del coronavirus.
“Me duele mucho, porque la peleamos, pero no fue posible seguir”, dijo con angustia Gastón Correa, actual propietario del emprendimiento quien contó a LA VOZ DE SAN JUSTO que no pudo hacer frente a “las deudas” derivadas del parate de la actividad.
Tampoco le fue posible acceder a crédito, en parte por cuestiones burocráticas y por otro lado, por no poder reunir los requisitos excluyentes.
Correa es propietario de Club Zen desde hace dos años y medio, pero la historia de este bar cumpliría 20 años el próximo mes de noviembre. “Ya pensábamos en el festejo, pero lamentablemente no va a poder ser”, se lamentó.
Hasta antes de que el virus llegara, el local funcionaba con 5 empleados y venía de afrontar una reforma edilicia que demandó una inversión de 500.000 pesos, eso sumado al alquiler de 45.000 pesos que pagaban, más los salarios, cumplir con los proveedores, las tarifas de los servicios y otras erogaciones, llevaron a su propietario a decidir no abrir la semana pasada, cuando se dio la flexibilización de la cuarentena que autorizó volver al ruedo a los gastronómicos.
“No pudimos reabrir. El cobro del alquiler siguió corriendo aun cuando no trabajábamos, así como también el pago de servicios, entonces se fueron acumulando deudas y fue imposible volver. Por otra parte, sabíamos que ya no sería como antes, porque además de las restricciones de horarios, la gente está muy susceptible y con miedo a salir”, dijo.
Tampoco pudieron “salvar algo” con el delivery o take away durante el aislamiento, “porque nuestra clintela es otra, es en su mayoría, los mayores de 40 años que salen a comer y tomar una copa con amigos, parejas o familias, que quieren pasar un momento agradable”.
Gastón anhela que cuando todo esto pase pueda continuar con el negocio, “aunque en otro lugar, pero poder mantener el nombre” tan arraigado en el circuito gastronómico y del entretenimiento de San Francisco.