Carolina Peleritti: "Cantar es una gran desnudez, por eso tardé tantos años en hacerlo"
Alejada del modelaje, la artista disfruta de participar de conciertos folclóricos y define al hecho de cantar como "una gran desnudez.Esta formación remite a la expresión más despojada y genuina en la búsqueda de ahondar en la raíz folklórica", asegura
Luego de iniciar un ciclo de conciertos folclóricos, Carolina Peleritti definió al hecho de cantar como "una gran desnudez" y explicó que ese fue el motivo por el que decidió abordar esa faceta muchos años después de hacer su aparición como modelo, a pesar de los largos años de preparación.
"Cantar es una gran desnudez, por eso tardé tantos años en hacerlo. Siempre, lo que más quise, era cantar en vivo. Me encanta. Me gusta morder el polvo con lo que está sucediendo. Y todo este tránsito por diferentes espacios escénicos me trajo hasta el hoy, a poder elegir la música como forma de expresión", dijo la artista a Télam.
A pesar de haber iniciado estudios de canto a los 18 años, cuando en los 90 brillaba en las pasarelas como modelo, y de haberse lanzado hace una década, impulsada por el destacado charanguista Jaime Torres, nada menos que en el escenario del Tantanakuy en Jujuy, Peleritti se definió como una artista "en construcción".
"Hace 10 años que canto y para mí todos estos años fueron un descubrimiento de mí misma haciéndolo, una búsqueda de mí misma. Yo estoy en construcción. No hay algo terminado, porque uno va creciendo a medida que va haciendo", explicó.
En diálogo con esta agencia, la cantante explicó las bondades de realizar un ciclo en vez de una sola presentación, recordó el camino realizado hasta este presente artístico y se refirió a los eventuales prejuicios del público a raíz de su pasado como destacada modelo, tanto a la hora de iniciar una carrera actoral como para incursionar en el mundo musical.
-¿Existen diferencias a la hora de abordar un ciclo respecto al modo en que se encara una sólo presentación?
Con un ciclo uno tiene posibilidad de ir probando diferentes cosas, de crecer en los distintos shows. A mí me gustan los ciclos porque no es una fecha en donde uno pone todo y termina ahí. A veces pasa que sale buenísima la fecha y te quedás con las ganas de más. También está la posibilidad de que crezca gracias al boca en boca. Yo ya hice ciclos y está bueno. El público es distinto, hay distintos invitados, así que todo es movimiento.
-¿Cómo nace su ligazón con el folclore?
Es la música que escuchaba en mi casa de chica. Mi mamá me llevaba a ver a Mercedes Sosa cuando tenía diez años. Lo que sonaba en mi casa tenía que ver con el folclore. Me acuerdo de mirar las portadas de los disco, las letras y conocer así a los autores.
-¿Y cómo comienza a forjarse como cantante?
Yo empecé a estudiar canto a los 18 años. Trabajaba como modelo y estudiaba teatro con Norman Briski. Por una sensación de mucha inhibición con el tema de la voz, empecé a estudiar canto, pero fue para poder trabajar eso de la timidez. Nunca dejé de estudiar y desarrollar el instrumento de la voz. Eso me llevó a hablar mejor, a que se me entienda. Cuando empecé a trabajar en teatro, esto me permitió que no se dañe mi voz, proyectarla bien y es así que empiezo a encontrar una voz, un caudal y un sentimiento que estaba muy guardado. Cuando me propuse que quería cantar, me reencuentro con el folclore que escuchaba cuando era chica y ahí hubo un redescubrimiento para mí. El gran empujón me lo dio Jaime Torres porque si fuera por mí, yo soy una eterna estudiante. Pero cuando llegó la oportunidad, en el Tantanakuy, tuve mucho miedo, pero supe que era el momento.
-¿Sufrió mucho el prejuicio por parte del público por venir del modelaje?
Hay cosas que uno las viene madurando. Yo no soy de lanzarme si no estoy realmente segura. En mi etapa de modelo, en vez de comprarme otras cosas, me compré un mini estudio de grabación casero. Yo venía estudiando y acercándome a la música desde el lugar que sentía. La voz es algo muy fuerte, es la identidad de uno y a veces está muy guardada, entonces todo el proceso de redescubrimiento y que venga la decisión de cantar, hizo que todo empiece a florecer. No es que estaba viendo qué pasaba, lo hice desde la seguridad. Es algo tan genuino, es real para mí, que no me detengo en los prejuicios. Igual, sentí un abrazo fraternal de la gente del folclore y el público lo toma como una sorpresa y a veces las sorpresas son lindas. Cuando me escuchan, ven que canto folclore, que es una música que te pertenece y te une con otra gente, lo que hago es respetado y bien recibido. Yo siempre busqué las herramientas porque uno se siente más fortalecido cuando tiene con qué.