Alberto Toloza: “Cada vez son menos los jóvenes que eligen estudiar ingeniería”
Ingresan un promedio estimado entre 300 y 400 jóvenes, pero egresa apenas el 10 % de esa cantidad.
Por Mauricio Argenti | LVSJ
En la Argentina hacen falta más y mejores ingenieros. A nadie ya se le escapa esta realidad. De hecho, en nuestro país hay un ingeniero cada 6.000 habitantes, mientras que, en otros países, como China, la proporción es de uno cada 2.000. La fuerte expansión de la economía y la industria exigen más profesionales.
Esta situación no es nueva, pero requiere de una vez por todas de la adopción de fuertes políticas de promoción de este tipo de carreras para permitir un mayor crecimiento del país.
De hecho, el rector de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), Rubén Soro, advirtió que la Argentina "debería triplicar" la cantidad de ingenieros que dispone actualmente si quiere empezar a crecer de manera consistente.
Soro señaló que existe una tendencia actual a certificar recorridos incompletos de la carrera, ya que muchas veces los estudiantes son tentados con sueldos importantes.
"Hay una tendencia ahora que es certificar trayectos formativos, o sea saberes intermedios de nuestros estudiantes; eso es necesario porque hay alumnos que por ahí terminan el segundo año: nosotros tal vez lo tomamos como abandono, pero realmente no se llevan una certificación del saber y estamos tratando de solucionarlo", contó el máximo responsable de la institución que, en sus 30 regionales diseminadas en 12 provincias, formó el 50% de los 100 mil ingenieros que se cuentan en el país.
San Francisco cuenta con una de esas 30 regionales existentes en el territorio argentino por lo cual nuestra ciudad debe sentirse más que orgullosa por tener en su seno una casa de altos estudios en la cual se forman estos profesionales tan necesarios para el crecimiento y el desarrollo.
En la Facultad Regional San Francisco de la UTN se dictan las ingenierías Electromecánica, Electrónica, Química, en Sistemas de Información y, en convenio con el Centro Regional de Educación Superior (Cres), hace cuatro años que se dicta la carrera de Ingeniería Industrial conformando de esta manera un amplio abanico de profesionales con salida laboral que suele materializarse mucho antes de graduarse.
Precisamente, la alta demanda de estos profesionales provoca que muchos estudiantes extiendan su período de formación universitaria a partir de haber conseguido empleo en los últimos años de la carrera, lo que termina por atrasar la graduación de muchos de ellos.
En San Francisco, por año ingresa un promedio estimado entre 300 y 400 jóvenes para las distintas carreras de ingeniería en la UTN mientras que egresa apenas el 10 por ciento de esa cantidad, lo que marca a las claras lo difícil que es el trayecto formativo para los estudiantes de ingeniería.
De esa cantidad, un tercio de los que ingresan cursan Ingeniería en Sistemas de Información, que desde hace varios años se convirtió en la carrera más elegida de toda la oferta académica de la facultad.
LA VOZ DE SAN JUSTO dialogó con el decano de la Facultad Regional San Francisco de la UTN, Alberto Toloza, sobre el presente de la carrera, trayectorias académicas, deserción, disparidad de género, el interés de los estudiantes que ingresan y el rendimiento que los mismos alcanzan a lo largo del proceso educativo, y la posibilidad casi inmediata que tienen de incorporarse al mercado laboral.
-¿Cómo evalúa el interés de los jóvenes que ingresan a la facultad para cursar alguna Ingeniería?
Es complicado hacer un análisis de situación con expresiones de deseo. Esas expresiones manifiestan una necesidad muy concreta que está planteada desde hace mucho en nuestro país y se plasma en búsquedas laborales de profesionales de ramas técnicas. No obstante, esa realidad contrasta con los ingresos universitarios con números muy bajos que muestran que los jóvenes no se agolpan en las universidades para estudiar carreras de ingeniería.
Hace muy poco se difundió una noticia sobre el primer ingeniero aeroespacial (David Williams se convirtió en el primer ingeniero aeroespacial en la Argentina; egresó de la carrera de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad Nacional de La Plata) y como esto, en Ingeniería siempre se habla de unidades, nunca de centenas o miles. Lo cierto es que cada vez son menos los jóvenes que eligen estudiar ingeniería, pese a que son carreras necesarias.
-¿Cómo marcha el proceso de inscripción de interesados para ingresar al ciclo lectivo 2023?
Desde el pasado 15 de junio abrimos el período de inscripciones para el ciclo lectivo 2023 para lo cual tenemos previsto iniciar el 6 de agosto el seminario introductorio que culminaría el 12 de noviembre. Hasta el momento tenemos 227 inscriptos, de los cuales 84 optaron por Ingeniería en Sistemas de Información; en segundo lugar hay 40 inscriptos para Ingeniería Electromecánica; le sigue 37 de Ingeniería Química; 21 interesados en estudiar Ingeniería Industrial y 15 para Ingeniería Electrónica. A esa cantidad hay que agregarle hasta el momento 30 inscriptos interesados en cursar la Licenciatura en Administración Rural que también se dicta en el ámbito de nuestra facultad regional.
-¿Hay una demanda importante de ingenieros en el mercado laboral?
Es tan inmediata su inserción en el mercado laboral a tal punto que el joven que decide estudiar ingeniería ya tiene trabajo. Si a ese joven no lo tomaron en el colegio secundario por la vocación de cuestionarse y ser inquieto, en los primeros años de la vida universitaria tiene grandes posibilidades de conseguir trabajo y de hecho en los padrones estudiantiles de los jóvenes que están en los primeros años muchos de ellos tienen empleo. El que no ingresa a trabajar es porque prefiere acomodarse de otra manera a la ecuación estudio/trabajo/recreación.
-¿La incorporación de estudiantes de ingeniería al mercado laboral puede provocar que estos jóvenes terminen retrasando el tiempo que le ponen para recibirse?
Eso es totalmente cierto. Cuando uno lo plantea en estos términos observa que es así. De todas maneras, los números indican que siguen faltando ingenieros y eso se da porque entre la cantidad que ingresa a una carrera y aquellos que egresan en tiempo y forma el indicador es muy bajo, con lo cual hay muchos factores que conspiran para que ese joven se reciba. En este momento el promedio de tasa de graduación de un ingeniero ronda los 8 a 10 años para carreras cuyos planes de estudio no exceden los 5 o 5 años y medio.
Lo ideal para la ingeniería sería poder ingresar la cantidad de estudiantes que ingresan a las distintas carreras, pero eso cuesta mucho trabajo porque las universidades que se dedican a hacer ingeniería deben contar con tareas teóricas, actividades prácticas y laboratorios. La apuesta en estas carreras es alta desde todo punto de vista.
-Consideradas como parte de las ciencias duras, históricamente las ingenierías tuvieron un predominio mayoritario de varones entre el componente del estudiantado. ¿Esa situación aún persiste?
En general, las ingenierías son un poco esquivas para las mujeres y quizá eso tenga que ver con la vieja cultura patriarcal que mostraba un panorama en el cual era muy difícil hablar de "una" ingeniera dentro del proceso de formación profesional. De todas maneras, eso empezó a cambiar en el último tiempo, cuando las puertas para una mayor inserción de las mujeres dentro del campo de las ingenierías fueron abiertas por Ingeniería en Sistemas de Información. En este momento la que más mujeres tiene dentro de su alumnado es Ingeniería Química y ese número va en franco crecimiento. En el otro extremo se encuentra Ingeniería Electromecánica, que, a lo largo de 50 años, hay cuatro egresadas ya que el resto son hombres.
Argentina debería triplicar la cantidad de ingenieros
"Argentina tiene un ingeniero cada seis mil habitantes y debería triplicar esa cifra, China tiene uno cada dos mil", advirtió Rubén Soro, rector de la Universidad Tecnológica Nacional que, junto con la UBA, es la institución que mayores graduados en esa carrera produce.
El académico aclaró que eso pasa, sobre todo, con lo relacionado a las TICs (tecnologías de la información y la comunicación): "Nuestros estudiantes son buscados y tentados con lindos salarios, eso hace que no vuelvan a estudiar y que trabajen no sólo en grandes empresas, sino también en forma remota pero no vuelven al empleo presencial ni al aula".
En 2009, el entonces ministro de Educación, Juan Carlos Tedesco, impulsó la habilitación de los "idóneos": aquellas personas con suficiente experiencia y conocimiento para enseñar, pero sin credenciales educativas que le permitan estar al frente de una clase.
Al respecto Soro señaló que la aprobación de esos trayectos formativos debe incluir a los "idóneos", que no son pocos.
"Año a año viene creciendo la matrícula de Ingeniería, básicamente en el área de Ingeniería en Sistemas e Ingeniería Industrial, prácticamente el 50% de los que ingresan a la carrera se matricula en el área de Sistemas", sostuvo durante la entrevista que le hizo Horacio Finoli en el programa "Ahora o nunca: el espacio de la educación".
Agregó que "tenemos entre 70.000 y 80.000 alumnos; y estamos tratando de abrir nuevas regionales en ciudades como San Fernando del Valle de Catamarca y San Carlos de Bariloche.
Consultado sobre el principal interrogante hoy en boga en el mundo universitario: formar para pavimentar el camino hacia el mercado laboral o acentuando el conocimiento a partir de una formación exclusivamente académica, respondió que "nuestro plan de estudios no lo fija el mercado, ni la CONEAU (Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria) sino la UTN".
Finalmente, en respuesta a otra pregunta relacionada con las posturas políticas expuestas en la reciente cumbre universitaria mundial de Barcelona (mayo/22), entre los que abogan por "mercantilizar" el conocimiento (privatizando la universidad) y los que defienden la gratuidad absoluta de la educación, indicó que "es importante reunirse y no permitir que nuestra universidad se mercantilice, ya que se trata de un derecho universal para las personas".