Una gran amistad en pequeña escala
Gracias a su pasión por coleccionar autos a escala, estos tres hombres construyeron una amistad especial que se coronará mañana con la primera exposición de estos ejemplares en San Francisco.
Si hay una pasión que suelen compartir los hombres, es la de los autos. De chicos, muchos recibieron como regalo un autito a escala de aquel que les apasionó en los dibujos animados o en alguna película.
Esas "pequeñas" imitaciones que son 24 o 43 veces más chicas que un auto original se puede convertir en una gran colección y traducirse en amistades que pocos pueden entender, pero tan fuertes y valiosas como cualquiera.
Nicolás Borgogno, Carlos Margara y Dalmiro Olmos se hicieron amigos gracias al coleccionismo de autos a escala y coronarán esa amistad mañana domingo con una exposición de vehículos a escala nunca vista en la ciudad en el predio de La Fábrica Club, a partir de las 9 hasta las 18.
Este evento, además de ser una forma de expresar la pasión por los autos, se traducirá en gesto solidario porque la entrada a la expo vale por un litro de leche que luego será donado a la Asociación Civil "Ayudando a Crecer" fundada por Graciela Magario, fallecida recientemente.
El Hot Wheels de Carlos Margara, la Fórmula 1 de Nicolás Borgogno y el camión de Dalmiro Olmos materializan la amistad que se construyó entre estos muchachos que jamás imaginaron que se unieran por algo tan personal como el coleccionismo de autos a escala. "Es una amistad muy especial porque compartís cosas que con otros no podés, hablás de cosas que pocos te pueden llegar a entender y le damos un valor que pocos le dan", comentó Carlos Margara a LA VOZ DE SAN JUSTO.
"Es una amistad muy linda porque es como volver a la infancia o mantenerla viva", explicó Nicolás Borgogno.
El coleccionismo de autos a escala hizo de tres simples hombres, grandes amigos.
Compartir una pasión
Uno de los valores fundamentales de la amistad es compartir y darlo todo sin esperar nada a cambio.
Sin embargo, cuando de coleccionismo se trata, cada una de las piezas tiene un valor único, pocos las comparten y menos las regalan. Pero para toda regla hay una excepción, más entre amigos: Borgogno accedió a darle un autito que él tenía en su colección a Margara sin pedir nada a cambio. "Hacía mucho que él había visto un Hot Wheels Druster que tenía en mi colección y él lo quería. Me escribía, me hablaba por teléfono, me quería convencer que se lo diera y yo no aflojaba. Me insistió durante 15 días hasta que accedí a dárselo porque sé lo importante que era para él y sé que va a estar en buenas manos porque lo va a cuidar tanto como yo", relató Borgogno.
La felicidad de Margara es indescriptible y eso potencia aún más el afecto que tiene por Borgogno. "Tuvo un gesto enorme conmigo. El sabe que está muy bien cuidado, en un buen lugar", contó el coleccionista.
Esta amistad sale de las habitaciones privadas donde se resguardan los tesoros de cada uno. Los hombres se juntan seguido en el Club Barrio Norte de nuestra ciudad para disfrutar de una buena picada pero el motivo siempre es el mismo, los autitos. "Hablamos de todo pero los autos a escala nos unieron y nos dieron el motivo para compartir una picada o un encuentro. Hablamos de todo pero los autitos se llevan la mayor parte del tiempo", contó Borgogno.
Otro espacio físico de reunión de los hombres es el quiosco de bulevar 25 de Mayo y Av. Libertador (N) justo en el Centro Cívico donde los Hot Wheels y otros modelos de autos a escala suelen estar en venta y ahí comparten un mate con la charla de siempre, los autitos.
El grupo de WhatApp "Coleccionistas de San Francisco" también permite potenciar los lazos entre todos ellos. "En el grupo siempre está el que te ayuda a encontrar un auto que te falta, el que tanto querés o te pasa los contactos para conseguir algo", explicó Margara.
Locura que contagia
Para coronar la amistad y compartir con otros su pasión, estos amigos tuvieron la alocada idea de crear la primera exposición de autos de colección a escala en San Francisco. Allí, estarán parte de los 1.700 autos de Margara, los cientos de vehículos de Borgogno y otro más de la flota incalculable de camiones pequeños de Olmos. "Hacía mucho que queríamos hacer algo de esto en la ciudad y compartir con gente que nunca pudo ver algo así", expresó Margara.
Con el objetivo puesto en mostrar sus tesoros, se sumaron otros coleccionistas de la ciudad y la región. "Es increíble la cantidad de personas que coleccionan vehículos a escala. Hay hasta aviones y barcos", confesó Borgogno.