Sobre la advertencia de médicos terapistas
Mirando más allá de la pandemia que hoy aflige a la humanidad, debe fortalecerse la convicción de que el robustecimiento de la salud pública en la Argentina debe ser política de Estado permanente.
Médicos que integran la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva se reunieron hace pocos días con el presidente de la Nación y advirtieron sobre el riesgo de saturación del sistema sanitario ante el aumento de los casos de coronavirus. Expresaron además que faltan especialistas en cuidados intensivos y que los que están trabajando muestran signos evidentes de cansancio.
Si bien en este país todo parece pensarse en términos de grieta ideológica y que en esas mismas declaraciones de los voceros de los médicos terapistas se dejaron traslucir comentarios de tinte político, con las mismas críticas a determinados sectores de la población que reclaman apertura luego de medio año de restricciones, lo cierto es que no puede desatender el panorama que enfrenta el sistema de salud público y privado respecto para atender el incremento de casos.
Uno de los médicos de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, Arnaldo Dubin, explicó que "estamos entrando en una etapa diferente de la enfermedad", donde "los contagios están aumentando y la enfermedad se está dispersando en el país". Aclaró que "en el Amba la situación sigue siendo muy grave", y levantó el reclamo de los intensivistas, quienes están en la línea de fuego contra la pandemia: "Somos una especie en extinción".
En verdad, la mayoría de la sociedad valora y estima el trabajo de todos los equipos de salud en esta emergencia. No solo con aplausos, sino con actitudes que rescatan el esfuerzo y reconocen la capacidad profesional y humana de quienes están luchando en hospitales, clínicas y sanatorios de todo el país. En este mismo contexto, provoca preocupación que los médicos especialistas en terapia intensiva manifiesten que están exhaustos. No porque no lo estén. Sí porque el objetivo de las restricciones y de la cuarentena que hoy se proclama que no existe fue, desde el comienzo, ajustar la capacidad del sistema sanitario para enfrentar la enfermedad y evitar el colapso.
La advertencia de que estamos cerca del derrumbe en algunas provincias lleva, indefectiblemente, a la pregunta de qué se hizo en todo este tiempo para reforzar la aparatología y el recurso humano de la salud. Por fortuna, aún no en la Argentina no se han visto las imágenes dramáticas de hospitales saturados de pacientes y de médicos debiendo elegir entre ellos a quién colocarle un respirador. Pero la advertencia de los terapistas establecería que las cosas podrían ir caminando hacia ese punto. Entonces, es importante solicitar explicaciones claras e informaciones transparentes acerca de la realidad del sistema de salud, tanto público como privado, en cada región del país.
Para bien de todos, pero especialmente de quienes combaten a diario en los hospitales contra el virus, es de esperar que el trabajo de refuerzo de instalaciones, profesionales y equipamiento haya sido suficiente, brinde frutos y que el colapso total no se produzca. Además, mirando más allá de la pandemia que hoy aflige a la humanidad, debe fortalecerse la convicción de que el robustecimiento de la salud pública en la Argentina debe ser política de Estado permanente.