Johanna y su experiencia de parto respetado en Villa Concepción del Tío
La experiencia más maravillosa que puede tener una mujer es la de ser madre, y es aún más satisfactoria si se vive en un entorno de respeto. En esta nota la historia de Johanna Davicini de La Francia y su vivencia de parto respetado en el Hospital de Autogestión "Dr. Fermín de la Colina" de Villa Concepción del Tío.
Johanna Davicini vive en La Francia y hace tres años tuvo la experiencia más maravillosa que puede tener una mujer: ser madre. Pero esa vivencia fue mucho más satisfactoria ya que su pequeña hija Solange Maggi Davicini llegó a este mundo con un parto respetado que tuvo lugar en el Hospital de Autogestión "Dr. Fermín de la Colina" de Villa Concepción del Tío.
Johanna transmitió su experiencia a profesionales de la salud en el Hospital "J. B. Iturraspe", en el marco de la Semana Mundial del Parto Respetado que se celebró bajo el lema "¿40 semanas?. Respetamos los tiempos del nacimiento".
Desde 2004, en la Argentina la ley 25.929 establece los derechos de padres e hijos durante el proceso de nacimiento. La norma ordena una serie de premisas que la salud pública y privada deben tener en cuenta a la hora del parto, entre ellas, evitar prácticas invasivas así como el suministro de medicación innecesaria e informar sobre las diferentes intervenciones médicas y, ante todo, la posibilidad de que la parturienta pueda participar en la toma de decisiones.
El término "parto respetado" hace referencia a una modalidad de atención caracterizada por el respeto a los derechos de los padres y los niños y niñas en el momento del nacimiento. Además, se busca generar un espacio familiar donde la mamá, su bebé y las familias sean los protagonistas y que el parto se desarrolle de la manera más natural posible.
"Además de tener la bendición de ser madre poder ser ustedes mismas las que den a luz por parto natural, en donde el proceso es único, es especial, sentir la conexión que esa instancia brinda entre una madre con su hijo, es fascinante el momento y la recuperación del organismo", resaltó Johanna al brindar su testimonio.
Remarcó que cada mujer "es dueña de su organismo de su vida y responsable de la vida que está por traer al mundo, que ningún profesional por más títulos y experiencias que tenga puede imponer sobre cada una decisiones en las que no estén de acuerdo, deben luchar por lo que desean, luchar porque se conserven los procesos naturales en la humanidad, nunca nada tendrá mejor resultados que si se sigue la línea de un proceso natural con el cual la humanidad fue creada. La naturaleza misma debería ser quien marque el tiempo de nacimiento de cada niño".
Advirtió que en esto "la desinformación también confunde, ninguna mamá es experta en el tema por tal razón por más confianza que posean sobre el profesional consultar, leer, intercambiar opiniones también ayuda a construir pensamientos y decisiones más firmes. No nos olvidemos del respeto hacia nosotras y hacia la vida de nuestros hijos. Respeto ante todo".
Johanna y su hija Solange en la actualidad
La experiencia, en primera persona
Johanna compartió cómo fue la experiencia en su primero y hasta ahora único embarazo. "Después de un hermoso período gestacional sin ningún problema de salud, mi hija y yo, llegamos a las 38 semanas, el profesional de San Francisco que me atendía me examinó y me indicó que iría a una cesárea programada en tres días, fundamentando que mi hija aún no se había encajado en el canal de parto por tal razón no iba a poder tener parto natural", relató.
Pero su deseo por traer al mundo a su bebé por parto natural era inmenso. "Quería tener un parto natural, por eso comencé mi lucha por lograrlo, le agradecí al profesional su atención hasta el momento, planteándole que hasta ahí había llegado nuestra relación de paciente -profesional. Sentí que no me estaba respetando, no estaba respetando mi decisión como madre y dueña de mi cuerpo".
"Así fue que en ese momento del embarazo consulté al doctor Antonio Muñoz Vega que nos trajo al mundo a mí y mis cuatro hermanos, que en ese momento atendía en Villa Concepción de El Tío. El, doctor, con muchísimo respeto hacia mí y la vida que iba a traer al mundo, me examinó, me hizo hacer todos los estudio que creía necesario y hasta un monitoreo fetal para saber si la bebé resistiría un parto", dijo.
Continuó diciendo que el médico "después de descartar que hubiese realmente un problema de salud que lo impida me indicó que vuelva a mi hogar que siga normalmente mi vida y me daba hasta la semana 42, como máximo, para que se desencadene el parto si no como última instancia se haría la cesárea".
"Fue así como el 26 de noviembre de 2013 cumpliéndose las 42 semanas, durante la tarde rompí bolsa en mi casa y fui al hospital en Villa Concepción de El Tío. Allí luego de cinco horas de trabajo de parto nace por parto natural prácticamente sin asistencia médica y sin anestesias ni ningún fármaco, nació Solange Maggi Davicini, una hermosa niña de 3.700kg con 50 cm en perfecto estado de salud", recordó emocionada.
Destacó que en todo momento hubo respeto en el parto. "Di a luz de parada en cuclillas pudiendo ser yo la única y primera persona que iba sosteniéndola para que saliera al mundo sin haber sufrido desgarro ni episiotomía con un equipo divino conformado por mi madre Claudia Sigismundi, enfermera profesional, quien me ayudó y contuvo en todo momento, y un doctor maravilloso que hasta dentro de la sala de parto dejó que yo usara la posición más cómoda que deseara para mí y la comodidad de esa bebé que debía nacer".
"Al nacer, mi beba fue asistida por mi hermana Ivana Davicini, enfermera profesional, quien luego de revisarla y limpiarla me la colocó de inmediato en mi pecho para ser amantada cuando apenas salía solo calostro; a las dos horas mi hija vomita todo el líquido que por lo general a los bebés se los suelen aspirar los médicos en su nacimiento", amplió.
Johanna añadió que después "estuve en sala común de internación y pasadas dos horas de haber dado a luz, me encontraba en perfectas condiciones ya caminando y atendiendo a mi hija, y 12 horas después las dos estábamos en mi hogar".
"Todos y cada uno de los pasos fueron cuidadosamente meditados para que sean absolutamente naturales. Tal como es y para el fin que el organismo humano ha sido creado", aseguró.
Destacó: "Sin dudas el final de mi parto después de tanta lucha fue respetado, respetado por haber encontrado a médico ginecólogo con valores y preceptos bien constituido que supo apoyarme, guiarme y darme la atención más humana que pude haber recibido. Por eso estoy eternamente agradecida al doctor Antonio Muñoz Vega, mi madre y mi hermana".
Respetar los tiempos
Johanna remarcó la importancia de respetar los tiempos de nacimiento. "Desde mi punto de vista es súper importante ya que ningún embarazo es igual, ninguna mujer es igual a la otra sean madre, hija, hermanas, tías, sobrinas, abuela nieta. Cada mujer es única, por tal razón sí existe desde el punto de vista medicinal un parámetro de semanas, no hay una semana exacta en la que el niño deba nacer, lo único exacto es el tiempo natural que el organismo marque", dijo.
Asimismo, consideró que la cesárea "solo debería ser una alternativa utilizada como última instancia en momentos límite o de problemas de salud tanto de mamá o del bebé. También sobre la línea de respeto por el cuerpo de cada persona, si esa mamá así lo quisiera, no una imposición al culminar el período gestacional de un embarazo. Ningún nacimiento debería ser programado, solo la naturaleza misma debería ser quien marque el tiempo de nacimiento de cada niño".
Johanna exhortó que los médicos y profesionales de la salud que atienden un parto deben tener "respeto, y todo lo que esa palabra abarca. Respeto por el organismo de esa mujer; respeto por ese niño que está por llegar al mundo".
"Los médicos deberían dejar de imponer cuestiones netamente medicinales, hacer un acompañamiento más natural en cada proceso, cuidar, amparar, brindarle seguridad, información, mostrarles ventajas y desventajas a las mamás, no más miedos e incertidumbres a, más aún cuando se trata de primerizas", planteó.
Y finalizó que al momento del nacimiento "se debe dejar de imponer una camilla, un atado de pies, una anestesia en algunos casos innecesaria, menos niños en las incubadoras por retiros anticipados del seno materno y sobre todo, cumplir y esperar con los tiempos naturales de cada embarazo".