Explosiones de Río tercero: las nuevas generaciones no quieren olvidarse de ese noviembre
A 25 años , un grupo de jóvenes cineastas realizó un corto documental para que el dolor y la injusticia cicatricen las esquirlas del horror.
Por Stefanía Musso | LVSJ
Río Tercero aún siente las esquirlas de la explosión de la fábrica militar en su cuerpo, en su memoria. El 3 de noviembre pasado se cumplieron 25 años del horror que vivió la ciudad cordobesa donde la devastación se hizo carne en sus habitantes.
Se trató de una serie de explosiones intencionales ocurridas en las instalaciones de la planta local de Fabricaciones Militares, en un hecho destinado a encubrir un faltante de material bélico que había sido enviado por contrabando a Ecuador y Croacia, según lo determinado tiempo después por la Justicia.
Un cuarto de siglo después de esos hechos, el expresidente Carlos Saúl Menem será juzgado en los tribunales federales de Córdoba para determinar si tuvo responsabilidad en ordenar la ejecución de esas explosiones.
Aquello que volvió como un doloroso recuerdo los primeros días de este mes, se convirtió en un corto documental realizado por un grupo de estudiantes que no quieren que lo que vivió Río Tercero quede en el olvido y que las nuevas generaciones conozcan más de la impunidad y la injusticia.
"A Río Tercero lo querían hacer volar", dice una voz. "Las heridas no se sanan", expresa otra. El dolor está latente en "Noviembre en la memoria", donde ocho vecinos narran su vivencia durante esa trágica jornada para esta ciudad. Bajo la dirección de Julieta Bollati, oriunda de la ciudad, en conjunto con las cordobesas Martina Contreras Santi, Amparo Jaimez y Luciana Acosta, este documental pretende traer al recuerdo de los argentinos, un suceso importante para la historia de nuestro país, que tememos sea olvidado por quienes no lo han vivido en carne propia", dicen las realizadoras.
LA VOZ DE SAN JUSTO dialogó con Amparo Jaimez, una de las integrantes del grupo audiovisual quien contó cómo se armó este trabajo.
- ¿Cómo surge el proyecto?
Julieta Bollatti, la directora del proyecto, es de Río Tercero por lo que el suceso la atraviesa desde pequeña. A pesar por su edad no vivió los hechos en carne propia, su familia y comunidad siempre rememora lo acontecido cada 3 de noviembre de 1995. Entonces, su inquietud por hacer algo con el tema viene con ella al entrar a la universidad. Allí, entiende que no todos conocen qué pasó en 1995, sobre todo aquellos compañeros que no eran cordobeses. Cuando lo comenta con nosotras (Amparo, Martina y Luciana), al instante nos interesamos, empezamos a preguntarle más y a soñar con ayudarla a contar esa historia.
- ¿Cómo fue el proceso de producción y filmación?
Luego de conocernos en la universidad y desear hacer este trabajo, decidimos esperar unos años a tener herramientas audiovisuales. Finalizando el segundo año, es decir, el 2018, comenzó la etapa que creíamos estábamos aptas para hacer: la investigación. Leímos libros de riotercerenses, entre ellos, los de Fabián Menichetti y Ana Gritti, la abogada querellante. Buscamos material de archivo y recortes de diarios. Leímos sobre la venta de armas ilegales y casos como la muerte del hijo de Menem y desapariciones misteriosas de personas responsables de las explosiones.
Una vez finalizada esa etapa, en Julio de 2019, filmamos las ocho entrevistas y las tomas externas de las tres fábricas. En ese año, realizamos el primer corte con las animaciones maquetadas, pero no finalizadas.
Este año, teníamos pensado incorporar aún más imágenes, sin embargo, por la pandemia se nos dificultó. Así que realizamos algunas filmaciones mínimas que nos quedaban, como los lugares donde se encontraba cada entrevistado y la planta de carga, lugar donde se iniciaron las primeras explosiones. A su vez, terminamos de pulir el montaje y animaciones.
Acá entraron dos personas que nos ayudaron y guiaron mucho con el manejo de los medios, la postproducción, flyers y página web. Todo fue escalando rápido y aprendimos en la marcha.
El documental cuenta con ocho entrevistas y tomas de la Fábrica Militar.
- ¿Cuáles fueron los desafíos que tuvieron?
Uno de los mayores desafíos fue la manera en la que tratar el tema. Es un hecho muy sensible y al no haberlo vivido, queríamos que se notara el respeto y las ganas de visibilizar, nunca ofender.
Y audiovisualmente hablando, un gran desafío fue el montaje. De cada entrevista teníamos una hora, por lo tanto, fue volver a escuchar 8 horas, y cuando recortamos, escuchar 4 y así sucesivamente, hasta lograr un material de media hora. Dentro de eso, Martina y yo que fuimos las principales encargadas de cortar, teníamos que separarnos de nuestro apego al tema y a los entrevistados, colocarnos en el rol de montajistas/productoras y seleccionar lo funcional. Algo muy difícil cuando uno quiere mucho al tema y está tan unido al mismo.
- Ustedes son muy jóvenes, de hecho, no lo vivieron ¿Qué valor tiene esto para las nuevas generaciones?
Nuestro principal propósito fue justamente las nuevas generaciones. Nos encontramos que personas de nuestra edad cercanas a nosotras, que no eran cordobesas, desconocían del tema. Literalmente, no sabían que habían existido las explosiones. Y cuando nos movíamos a personas más chicas, la situación empeoraba, hasta algunos que son cordobeses no habían escuchado nunca del atentado.
En ese momento frenamos y dijimos, "No puede ser. No se puede olvidar esto, tiene que estar en la memoria de todos". Primero, era para honrar a quienes sufrieron este suceso y segundo para que no nos vuelva a suceder. Como generación bisagra que no vivió, pero si escuchó, desde el compromiso y el respeto queremos despertar en la memoria dormida de muchos, lo que fue un grito silenciado. Tememos que las personas que no han vivido este hecho en carne propia, lo olviden.
Los valores que deseamos se incorporen, y nosotras día a día sumamos y afianzamos son esos: valorar, respetar, honrar, recordar, luchar por la verdad y la justicia, y empatizar.
Julieta Bollati, oriunda de la ciudad y las cordobesas Martina Contreras Santi, Amparo Jaimez y Luciana Acosta. El trabajo estuvo a cargo de
- ¿Qué tiene pendiente la juventud con este hecho?
Tenemos que seguir luchando. Todavía hay gente responsable que no fue imputada. Y más allá de la condena legal, debemos ser conscientes y rechazar la impunidad social que esas personas tienen. Principalmente eso, seguir reclamando memoria, verdad y justicia; que las futuras generaciones que ya no tengan padres, primos, hermanos o conocidos que hayan estado en las explosiones, no olviden esto que sucedió. Que no se repita y que no se subestime.
Y acá entra otro punto que como jóvenes debemos comprometernos. Siempre se escucha, se habla y se enseña de otros atentados iguales de importantes que este, pero ahora tenemos que lograr que se incluya en la historia, en la currícula escolar, en la agenda de los medios esta fecha. Al ser el interior del interior, muchos medios de comunicación no locales, no levantan esta noticia, y no solamente estamos hablando de un atentado a toda una ciudad, que ya es suficiente, sino que incluye conflictos bélicos internacionales, muertes misteriosas y un expresidente. Si no es visible no existe, y a las explosiones de Río Tercero no las visibilizan.
- ¿Qué valor social tiene el trabajo que hicieron?
Es un documento para la posteridad apelando a la memoria colectiva, disponible para todos aquellos que quieran conocer la historia en primera persona. También tiene un valor testimonial, es prueba fehaciente de lo sucedido, es la voz viva del pueblo que clama justicia y que no olvida como la corrupción hirió a todo un pueblo. Y por supuesto es valioso para Río Tercero porque les permite encontrar más aliados en esta causa que aún no tiene al principal responsable tras las rejas.