“Embajadores de la esperanza” dispuestos a cambiar su vida y el mundo
Para los sanfrancisqueños Jaime Peludé y Andrés Nicola La Fazenda La Esperanza se transformó en un puente hacia una vida diferente y ahora buscan extender esa experiencia a otras personas que necesitan ayuda.
Todos tocaron fondo por las adicciones, pero lograron salir adelante y hoy se convirtieron en "embajadores de la esperanza" que trabajan para ayudar a otros a no caer en el mundo oscuro de las drogas.
Jaime Peludé y Andrés Nicola de nuestra ciudad, regresaron hace poco tiempo luego de recuperarse en La Fazenda La Esperanza, una comunidad sin fines de lucro que trabaja con personas que quieren salir de las adicciones. Junto a Marcos Junior de Brasil, Gabriel Candia de Paraguay, brindaron sus testimonios a LA VOZ DE SAN JUSTO convencidos que ahora tienen un estilo de vida diferente.
Todos contaron sus historias en uno de los encuentros semanales del grupo "Esperanza Viva San Francisco", que ayuda en la recuperación a personas adictas trabajando en forma conjunta con La Fazenda.
El programa de recuperación se basa en tres pilares: el trabajo que dignifica, la convivencia que los incluye ya que muchos viven aislados y la espiritualidad que los ayuda a sostenerse.
Uno de los pilares es el trabajo, por eso cada fazenda tiene sus productos que luego venden para el sostenimiento de la misión. Ofrecen libros con testimonios, cremas hidratantes, rosarios, entre otras cosas. También reciben donaciones de distintas instituciones y personas.
"No quería vivir más triste"
Jaime -quien fue jugador de Sportivo Belgrano a finales de los '80- se mostró muy feliz de volver a San Francisco recuperado de una fuerte depresión por las adicciones. "Era muy fuerte la depresión que tenía y tome la decisión de ir a La Fazenda al ver a mis hijos muy tristes. En ese lugar hice la voluntad de Dios, realmente es encontrar el amor incondicional que nos devuelve la identidad y la dignidad", comentó.
"Fue muy dura la caminata, porque hay que ser valiente y tomé la decisión porque no quería vivir más triste. Si yo no era feliz, mis hijos no iban a ser felices. Lo logré gracias a esa caminata que hice junto a mis hermanos".
Una vida diferente
La historia de Andrés con las adicciones comenzó cuando era muy joven con el alcohol, después llegaron las drogas como la cocaína y el crack. "Estaba muy mal, no tenía vida, era un zombie, caminaba descalzo por la calle y me internaron, ahí es cuando dije basta y decidí ir a La Fazenda donde me encontré con Dios. Hoy hace dos meses que salí de la recuperación, soy feliz, tengo dos hijos y una vida diferente".
Sanar dolores
Marcos vivió un infierno con las adicciones durante 15 años, pero en 2015 conoció La Fazenda y pudo cambiar. "Estaba muy mal, mi vida no tenía más sentido, pero a través de La Fazenda pude comprender y adoptar un nuevo estilo de vida, a través de la Palabra de Dios pude comprender muchas cosas que no tenía muy claras dentro de mi", contó.
Aseguró que pudo "sanar los dolores y comenzar a dar los pasos para cambiar mi vida. Ahora siento ganas de continuar ayudando a las personas saliendo de la comodidad. Perdí muchos amigos por las drogas y por eso quiero difundir mi testimonio para mostrar que hay oportunidad de cambiar de vida".
Sentí libertad
"Uno puede tener la vida arruinada, tocar fondo, pero si realmente quiere puede transformarse en una persona nueva. Nadie nace con ganas de drogarse, siempre lo hace porque tiene algún vacío que llenar", aseguró Gabriel quien también sufrió por las drogas ya que fue hijo adoptado y cargó con el rechazo y el abandono de su familia biológica, además de un difícil vínculo con su padre adoptivo.
Afirmó que recurrió a las drogas, al alcohol y al cigarrillo "para anestesiar ese dolor y llenar el vacío. Nada era suficiente, llegué a un intento de suicidio que falló, me internaron y me llevaron a La Fazenda donde encontré amor, la felicidad en las pequeñas cosas y sentí libertad, por eso quiero devolver todo eso a la comunidad".
Cómo ayudar
La Fazenda realiza una misión para recaudar fondos para abrir una nueva sede en Chile en la ciudad de Talca. La comunidad cuenta con 142 centros en 23 países, y necesita de voluntarios y recursos. Comprando sus productos se puede ayudar a la causa.
El Grupo Esperanza Viva se reúne todos los miércoles a las 21 en las aulas debajo de la Catedral. Los interesados en ayudar, conocer su trabajo y colaborar pueden comunicarse al teléfono (03564) 15473534.