“Dejo un Cottolengo que sigue en movimiento”
Se va el padre Edgardo Crotti y la comunidad Don Orione ya lo extraña. En los siete años que estuvo aquí, San Francisco lo adoptó; se ganó el cariño y el respeto de los vecinos. "Durante este tiempo pude ser padre, hermano, amigo, profesor, guía, guiado, acompañante y acompañado", confiesa con nostalgia anticipada. Ahora, un nuevo desafío le espera en otra parte. Su sucesor será un cura paraguayo.
Por Mauricio Argenti | LVSJ
Luego de siete años al frente de la dirección del Pequeño Cottolengo Don Orione de nuestra ciudad, el padre Edgardo Crotti se alejará de sus funciones a partir del 17 de febrero para continuar ejerciendo su ministerio en la sede de la institución pero en Itatí, Corrientes.
Su lugar será ocupado por el padre Abel Olmedo, un sacerdote paraguayo de 34 años, que proviene de la ciudad de Córdoba.
El padre Edgardo, que pronto cumplirá 43 años, arribó a San Francisco en febrero de 2013 procedente de Barranqueras, para reemplazar al padre Daniel Ruiz, quien había sido designado al frente del Cottolengo luego de la renuncia del anterior director, Baldomero Britez, quien dejó los hábitos para casarse y formar una familia, episodio que en su tiempo tomó relevancia nacional.
La decisión de trasladar al padre Edgardo a un nuevo destino pastoral obedece a "movimientos ordinarios" que se producen dentro de la propia congregación.
"El tiempo de la gestión de una persona que tiene a su cargo la dirección de cada uno de estos espacios no está determinado. En este caso, el Consejo Provincial y las autoridades de la congregación tomaron la decisión de proponer un destino que en mi caso, en 2013 fue San Francisco y de acuerdo a las necesidades permanecemos un tiempo determinado", contó el cura.
En diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO, el padre Crotti realizó un balance de su gestión en la institución de avenida Juan de Garay que asiste a personas con discapacidades, la mayoría de ellas en situación socioeconómica de necesidad.
Al llegar "me encontré con una comunidad que tenía muchas ganas de trabajar y dar pasos hacia delante. La gente del Cottolengo tenía en claro que el compromiso es una tarea diaria más allá de la figura del director".
A siete años de esa primera experiencia, indicó que "la línea de trabajo sigue siendo la misma. Todos tenemos en claro quiénes son el motivo de nuestro trabajo, compromiso y preocupaciones".
El sacerdote aseguró que "dejo un Cottolengo que sigue en movimiento. Ya estaba en movimiento antes de mi llegada y así va seguir permaneciendo. Le di una impronta personal en todos estos años pero ya estaba encaminado y nunca se queda quieto".
Desde 2013 a la fecha, el Cottolengo logró un crecimiento institucional que se reflejó en ampliaciones edilicias muy importantes fruto de la gestión de las actuales autoridades.
En este caso, Crotti dijo que "estamos llevando a cabo un proyecto importante como la readecuación del Hogar de Mujeres para sumarnos a los requisitos que solicitan las normativas nacionales e internacionales".
Anteriormente las internas estaban ubicadas en una habitación amplia del tipo pabellón mientras que la reglamentación vigente establece el alojamiento en habitaciones con una capacidad máxima de hasta 4 personas por cada una.
La institución, hoy
Actualmente, la comunidad religiosa del Pequeño Cottolengo Don Orione está compuesta por tres personas, dos sacerdotes y un hermano. Con la partida del padre Edgardo, esa comunidad estará integada por el padre Abel Olmedo, como director; el padre José, párroco de San Carlos Borromeo y el hermano Eduardo.
En San Francisco se brinda asistencia a cincuenta personas que residen de manera permanente en el lugar, de los cuales hay 26 mujeres y 24 varones. La institución tiene un plantel de personal de 50 personas, el 85 % brinda atención directa a los internos.
En el mismo lugar funciona la escuela especial, donde se desempeña un equipo de 11 docentes para una población de 30 estudiantes.
Un hogar que no se detiene
"Cuando llegué en 2013, el Cottolengo y su gente tenían en claro que no te podés estancar, sobre todo porque es una casa que funciona todos los días", explicó.
Igualmente, tuvo palabras de elogio para con la comunidad parroquial a la que definió como "muy activa y entusiasta".
"Hoy tenemos una comunidad juvenil muy viva, armada y con muchas ganas de hacer cosas" remarcó y citó como ejemplo una experiencia vivida en enero pasado, "la primera misión contemplada en un plan de actividades de tres años de la que 60 jóvenes procedentes de distintos lugares donde está presente la congregación en la Argentina se congregaron en Luxardo. Dios mediante, el año próximo la misión se hará en Plaza San Francisco y al año siguiente en San Francisco".
"Mi experiencia al llegar a San Francisco en 2013 me permitió encontrarme con gente que colaboraba con el Cottolengo pero que tenía que ir conociendo a la persona que venía a hablar en nombre del Cottolengo. Durante un año y medio los vecinos me fueron conociendo no solo como director sino como sacerdote".
Transcurridos los siete años en los que permaneció en la ciudad no dudó en señalar que "mutuamente nos vamos a extrañar".
"Durante este tiempo pude ser padre, hermano, amigo, profesor, guía, guiado, acompañante y acompañado", expresó y remarcó que pese a que restan unos días para dejar sus funciones "todavía tengo mi cabeza en San Francisco".
Expectativas
A pocos días de asumir sus responsabilidades en un nuevo destino, se mostró "con muchas expectativas" para conducir el Cottolengo de Itatí, una institución que tiene a su cargo 38 personas y que además desde 1937 atiende la vida pastoral de la Basílica de Nuestra Señora de Itatí, con una fuerte participación peregrina, con una de las devociones marianas más importantes del noreste argentino a partir de la aparición de Nuestra Señora de Itatí, que tiene una antigüedad de casi 5 siglos.
"Es una institución muy querida a nivel local y provincial donde llegan muchas personas que colaboran procedentes de las provincias de Chaco y Misiones".
El padre Edgardo se mostró entusiasmado por adaptarse "lo más rápido posible" al ritmo propio y el funcionamiento institucional del Cottolengo de Itatí así como la idiosincrasia de los fieles correntinos. "El desafío pasa por conocer los detalles diferentes que la gestión me puede presentar en este nuevo destino y naturalmente espero adaptarme rápidamente a ello".
Su mirada sobre la Iglesia
En otro momento de la entrevista el sacerdote incursionó en un análisis acerca del momento por el que atraviesa la Iglesia Católica a nivel mundial, con los cuestionamientos surgidos desde la sociedad.
"Es una ocasión muy buena para ser cada vez más fieles al Evangelio -señaló-. Este momento "representa una gran oportunidad para volver a la buena noticia y al Evangelio".
Y no eludió la polémica generada a partir de los casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes. "Tengo en claro de que son una minoría, pero esa minoría enturbia el trabajo de un montón de otros sacerdotes, religiosos y religiosas que día a día trabajan para la atención de personas con discapacidad, luchando además contra la trata de persona, haciendo respetar los derechos de las mujeres, personas que atraviesan adicciones...".
Sobre los victimarios, sostuvo: "Tienen que ser observados con la mirada que hoy tiene la Iglesia, sabiendo que esto es un delito y que la Justicia tiene que ser la encargada de llevar adelante todos los pasos que establezcan los procedimientos".