Agro: renovar expectativas
La confianza del productor agropecuario argentino se ubica otra vez en niveles cercanos al pesimismo acerca de lo que sucederá en los próximos meses. La economía nacional -y mundial- está sufriendo un descalabro enorme y será difícil la remontada. No caben dudas de que el agro es la producción vital para que el descenso se atenúe y se revierta la tendencia negativa.
De acuerdo a un índice elaborado por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, la confianza del productor agropecuario argentino se ubica otra vez en niveles cercanos al pesimismo acerca de lo que sucederá en los próximos meses. Este relevamiento estableció que las tres cuartas partes de los hombres de campo prevén que tendrán resultados inferiores debido a la baja en los precios internacionales y a las mayores retenciones.
El dato no puede ser ignorado o inadvertido. Es verdad que toda la economía nacional -y mundial- está sufriendo un descalabro enorme y será difícil la remontada. Pero en nuestro caso, no caben dudas de que el agro es la producción vital para que el descenso se atenúe y se revierta la tendencia negativa. Si la mayoría de los productores no albergan expectativas de al menos mantener el ritmo de trabajo de años anteriores, este proceso será aún más doloroso.
Así, casi un tercio de los hombres de campo deberán vender el 80% de su producción de granos antes de fines de julio para cubrir sus compromisos. Solo el 12% respondió que está pensando en algunas inversiones en capital físico. Y poco más de la mitad afirma que planea planea usar el excedente de producción para comprar insumos, mientras que un 30% indica que lo almacenará sin precio fijo.
"Los productores se ven peor financieramente que un año atrás y tampoco tienen demasiadas expectativas respecto a lo que pasará de aquí a doce meses", se indica en el relevamiento difundido hace pocos días. Se especificó que además de la caída de las cotizaciones de los granos y los derechos de exportación altísimos, la brecha entre el dólar oficial y el paralelo se suma a los motivos para que crezca la incertidumbre. En realidad, el productor liquida su producción con un valor de la moneda norteamericana que es casi la mitad del que se cotiza en los distintos mercados.
De este modo, el atraso cambiario es otro factor que puede demorar las decisiones económicas del agro nacional. Postergar inversiones, dilatar los períodos de siembra son conductas que el estudio referido avizora como extendidas entre los productores agropecuarios. Se trata de "una especie de wait and see (esperar para ver), apelando a un comportamiento más bien defensivo a la espera de la salida de la pandemia", se indica en el informe.
No obstante este panorama pesimista, el protagonista central del agro argentino sigue siendo pieza relevante para la recuperación económica. Lo ha sido en el pasado. Ha soportado estoicamente los embates de las distintas crisis. Ha contribuido con tributos casi confiscatorios no solo en tiempos de bonanza. Y ha demostrado su inagotable capacidad de trabajo. Por ello, mientras desensilla hasta que aclare, el productor continúa planificando y, con seguridad, renovará las expectativas. Redoblará el esfuerzo y volverá a sembrar. Porque es su esencia. Porque sabe que el agro seguirá cumpliendo un rol central en los meses duros que se aproximan.