“Me perdí la mejor Estudiantina de mi vida por no usar casco”
A cuatro años del accidente que lo obligó a aprender a caminar, comer y hablar de nuevo, Andrés pide a los jóvenes que tomen conciencia.
A pesar del esfuerzo del municipio y de las instituciones educativas por despertar conciencia vial sobre el uso del casco, aún queda mucho por hacer y es común ver en las calles jóvenes que se trasladan en motocicleta sin protección sin medir las consecuencias si se accidentaran.
"Siempre el día anterior y posterior a la Estudiantina publico en mi Facebook fotos de mi accidente y mi recuperación para que los chicos no pasen por lo que pasé yo", cuenta Andrés Ezequiel Possetto que, cada primavera, postea su trágica historia para que ningún adolescente más se pierda su fiesta a causa de la imprudencia.
¡Si no querés que te ayuden a comer, a caminar, a hablar o a higienizarte como a un bebé, entonces cuando te subas a una moto, usá casco", exhortó Andrés, quien el 19 de septiembre de 2014 , fue víctima de tránsito cuando en la esquina de bulevar Roque Sáenz Peña y Venezuela, la moto en que se trasladaba como acompañante colisionó con una camioneta.
"Me perdí la mejor Estudiantina de mi vida por no usar casco. Mientras todos celebraban, yo estaba en Terapia Intensiva", recordó.
Hoy el casco es parte de su vida. De hecho, en su casa hay 4 y todos son de él. "A los dos años del accidente pude subirme a una moto por el miedo que tenía y no hay una vez que no use casco", aseguró.
Con el fallecimiento de Oscar Andrés Requena el domingo 9 de septiembre, ya son 13 las víctimas fatales por accidentes que involucraran a motociclistas en lo que va de este 2018 y 9 tenían menos de 25 años. La cifra indigna a Andrés. "No puedo creer que sigamos sumando más muertes. En el caso de los adolescentes, me preocupa que hoy tengan tantos días de celebración, que no duerman, que tomen alcohol y encima no usen casco. Ya perdimos tantas vidas y como sociedad seguimos haciendo mal las cosas".
El accidente fue para este joven una lección de vida. "En la adolescencia vivís siempre al límite y cuando pasan estas cosas, tomás conciencia de la gravedad", afirmó el entrevistado.
"Era como un bebé y dependía de los otros para todo", dijo Andrés.
El asado que nunca fue
Con la remera de la promoción 2014 de sexto año Economía del Ipem N° 145 "Dr. Francisco Ravetti", Andrés salió de su casa para ir junto a otro amigo a comprar la bebida para un asado del curso. Tanto el conductor de la moto como él, que iba de acompañante, no llevaban casco. Chocaron con otro vehículo. "Yo salí despedido e impacté el lado derecho de mi cabeza con el parabrisas de la camioneta. Cuando me quise levantar, vi toda la sangre que salía de mi cabeza y me desmayé. No me acuerdo más nada".
Andrés y su amigo sufrieron traumatismo de cráneo. La peor parte se la llevó Andrés que si bien permaneció internado dos semanas en el Hospital "J. B. Iturraspe", la recuperación le llevó dos años y empezar de nuevo, otro tanto. "Era como un bebé y dependía de los otros para todo", recordó.
Tuvo que volver a aprender a caminar, a hablar, a ubicarse en tiempo y espacio. "Mi mente se apagó aquél viernes 19 de septiembre de 2014".
Pasaron cuatro años de aquel asado que no fue y hoy, Andrés agradece estar vivo y "poder estar en cada momento con los que más quiero".